El sábado 25 de Noviembre, después de un tiempo sin actividad senderista, nos juntamos tres amigos para realizar el uso y disfrute de nuestro bonoruta. Esta vez uno de nuestros amigos no pudo venir, por tener el cumpleaños de su hija, y lo primero es lo primero, y se quedo sin disfrutar de esta interesante ruta, pero como dice nuestro lema «no se hacen prisioneros», siempre intentamos ir juntos, pero si no se puede…
La verdad que no era el día meteorológicamente más apropiado, ya que después de una semana de tiempo primaveral, el viernes llegaron las lluvias, pero como había una ventana de tiempo regular en la zona de Valderredible, nos dirigimos hacia allá. En concreto fuimos a realizar una ruta casi circular por el Monte Hijedo.
Ya en otra ocasión habíamos realizado una pequeña incursión por el Monte Hijedo, pero esa vez con nuestras familias, y aprovechando que pasamos unos días en el pueblo de Sobrepeñas. Pinchar aquí para ver la ruta por el Hijedo de hace siete años.
Para ello salimos de Santander hacia Riopanero a las 08:15 horas. Fuimos por la carretera del Escudo y después de pasado el Escudo, Cabañas de Virtus y nada más pasar el puerto de Carrales cogimos el desvío hacia Polientes y después de pasar por varios pequeños pueblos cogimos el desvío que nos dirige a Riopanero. Una vez cogido el desvío y justo antes de llegar al pueblo nos metemos por una pista, por la que pueden circular los coches hasta que llegamos a una zona habilitada para el aparcamiento. A partir de este punto está prohibido la circulación de vehículos de motor.
Para descargar el track para GPS desde Wikiloc pinchar aquí: (hay que registrarse en Wikiloc)
Para ver una breve crónica de la ruta y el vídeo de la ruta pinchar aquí
Allí nos pusimos las botas, cogimos la mochila y nos dispusimos a realizar nuestra ruta. En este punto de inicio había un cartel descriptivo del tramo Riopanero-Monte Hijedo del GR-99 Ruta del Ebro, el cual seguiríamos durante un buen rato. Comenzamos a caminar por una cómoda pista en la que dejábamos a nuestra mano derecha el arroyo Hijedo, el cual a diferencia de lo que pensábamos llevaba bastante agua.
Al kilómetro de ir descendiendo por esta pista llegamos a una bifurcación donde se juntaban dos arroyos, por un lado el Hijedo y por el otro el de la Breña.
Y justo en este punto se encontraba un refugio conocido con el nombre de cabaña de la Corva, por ser conocido esta zona con ese mismo nombre.
Dejamos la cabaña de La Corva a nuestra derecha, cogiendo el camino de la izquierda cogimos una cómoda pista que iba en ligero ascenso y que estaba cubierta en parte por las hojas de los robles Albares que se encuentran a los lados de dicha pista.
Al kilómetro de la cabaña de La Corva nos encontramos un cartel indicativo que marcaba una desviación de la ruta principal hacia el pueblo de La Serna. Para ello había que cruzar el arroyo y subir una pendiente bastante fuerte con el problema añadido, tal y como indicaba el cartel, de la falta de señalización.
La pista discurría paralela y a muy poca distancia del arroyo de Hijedo, en el que se podían ver bastantes pequeñas y curiosas cascadas.
En la pista, cubierta de hojas de roble, nos llamó la atención lo que parecía unos perfectos frutos amarillentos y esféricos que además se encontraban pegados a las hojas de los robles.
Pero ya sabíamos que no era un fruto, se trataba de una agalla, abogallas o cecidias. Se trata de una estructura tumoral que se forma en las hojas de los robles inducidas por algunas especies de insectos. Su formación es debida a que la hembra de un insecto pone un huevo en el brote tierno de una hoja del roble, el roble reacciona segregando una sustancia alrededor de este huevo y formando esta estructura, la cual al eclosionar el huevo servirá de alimento para esta larva y posteriormente en su interior se realizará la metamorfosis y una vez formado el insecto adulto saldrá de esta agalla. No me pude resistir a abrir uno y observar al insecto plenamente formado.
Continuamos caminando por la pista y llegamos a un lugar en el que daba lugar a una pequeña confusión, un camino se dirigía hacia la izquierda y el otro continuaba recto, así que seguimos por este, que parecía el principal.
Pero, error, el camino se acababa a los pocos metros, pero en vez de retroceder, tiramos cuesta abajo hacia el río a coger el camino que habíamos obviado. Ya en él continuamos caminando cerca del arroyo, hasta que de repente nos encontramos una pequeña dificultad, la pista se dirigía hacia el arroyo, pero no en la misma dirección, si no que obligaba a cruzarlo,
así que con mucho cuidado iniciamos el cruce del río por el sitio que parecía más cómodo.
Pero lo que parecía que iba a ser un paso sobre el arroyo se convirtió en un constante cruce por el arroyo, primero de un lado a otro y luego regresando de nuevo al otro lado.
Y cuando ya parecía que íbamos por el lado correcto, de repente otra vez al otro lado.
Pero este no fue el último, en concreto tuvimos que cruzar el arroyo siete veces, en la subida y otras seis veces en el camino de regreso, y de las trece veces que pasamos en ninguna de ellas caímos al río y eso que las rocas tenían una superficie cubierta de verdín y la hacían muy resbaladizas.
A la hora y cuarto, y después de casi cinco kilómetros de caminata llegamos a un vallado en el que había una «puerta» con una cadena, la cual estaba tirada en el suelo.
Este punto es la frontera entre la comunidad de Cantabria y la comunidad de Castilla y León y se conoce con el nombre de la Cruz de la Raya y que se encuentra a los pies del Portillo de la Serna (1.027m.) Además de este «paso fronterizo» nos encontramos una piedra en la que estaban grabadas unas letras y una cruz y que igual da el nombre a este punto.
Ahora ya no estábamos en Cantabria, nos encontrábamos en la Provincia de Burgos y lo primero que hicimos es desviarnos un poco del sendero para poder observar uno de los espectaculares tejos que hay por esta zona. Parece mentira en qué sitios más complicados puede brotar un tejo. Esto parece ser que es debido a que los roedores comen las semillas de este árbol y al irse a sus madrigueras mueren debido al veneno y de esa semilla brota el tejo y se tiene que buscar un camino buscando la luz entre las rocas.
También junto a este espectacular tejo encontré algo que nunca había visto, parecía una lechuga de estas que se llevan en la nueva cocina y estaba adherida al tronco de un roble. Como me llamó la atención la hice una foto y parece que es un tipo de liquen semejante a los que abundan por esta zona. Y la existencia de liquen evidencia la presencia de una zona libre de contaminación, así que estábamos en un sitio «muy sano».
Después de una hora y media de caminata y algo más de cinco kilómetros y medio llegamos al enlace con el recorrido circular. Además este recorrido se corresponde con un pequeño recorrido, en concreto con el PR-BU-30 de Cabaña de Hijedo, lógicamente las letras BU son debidas a que estamos en la provincia de Burgos.
Hasta este punto la señalización no era muy buena, ya que sólo había marcas del GR-99 y la verdad que hubo bastantes puntos que no sabíamos muy bien el camino, igual en otra época con los senderos limpios de hoja hubiese sido más fácil. A partir de este punto el camino no tiene pérdida ya que, además de ser una pista muy clara, todo el recorrido tiene las típicas franjas blancas y amarillas.
En este enlace con el PR-BU-30 podíamos seguir dos alternativas, ir hacia la izquierda y llegaríamos a la Cabaña de Hijedo después de recorrer 2,4 km. o ir hacia la derecha y llegaríamos a la cabaña después de andar 5,7 km. Como nuestra intención era comer en la cabaña, nos decidimos por el camino largo, así que para allá nos dirigimos y lo primero que nos encontramos era un puente para atravesar un pequeño arroyo que se encontraba a los pies de la cima de Los Casarones (1.004 m.)
Después de caminar por el bosque, entre robles y hayas, protegidos del viento, empezamos a oír el sonido del viento y eso nos indicaba que salíamos de la protección del bosque y así fue, notándose un descenso de la temperatura y mucho más aire, pero tampoco mucho que hiciese incómodo el caminar.
Al poco rato, a los veinte minutos de iniciar el recorrido circular, llegamos a un cruce importante de caminos, hacia la derecha nos llevaría a Montejo de Bricia, pero nosotros cogimos el desvío hacia la izquierda que nos dirige hacia nuestro destino.
En ese desvío, no hay lugar a pérdidas ya que está perfectamente marcado con un poste indicativo que nos marca el camino correcto a la Cabaña de Hijedo e informando que quedaban sólo 3,9 km.
A partir de este cruce el paisaje cambió totalmente, desaparecieron los árboles, apareció el viento, las nubes, zonas rocosas con Peña Rota al fondo y una pista mucho más marcada, así que la seguimos.
Después de caminar un rato por esta pista, parecía que nos dirigíamos de nuevo hacia el bosque y volvíamos a su protección.
Justo antes de entrar de nuevo en el bosque nos encontramos un desvío a nuestra derecha por una pista que parecía muy importante y que se dirige hacia Santa Gadea de Alfoz. Lógicamente no cogimos el desvío, tal y como marcaba el poste indicador y nos dirigimos a la izquierda, hacia el bosque.
Si hubiésemos cogido ese desvío también podríamos llegado a la Cabaña de Hijedo, pero por una cómoda pista, en la cual hubiésemos encontrado un cruce a la izquierda y después de un rato hubiésemos llegado a otro desvío a la izquierda que nos habría llevado a la cabaña. Justo en este desvío es desde donde empezamos hace 7 años una pequeña ruta con nuestras familias.
Bueno nosotros cogimos el desvío que nos dirigía hacia la izquierda y despareció el viento bajo la protección del bosque y despareciendo de nuevo el sendero bajo una gran capa de hojas secas.
Entrábamos de nuevo en el bosque del Monte Hijedo, que es una de las superficies arbóreas de roble más importante de España, aunque además de roble pudimos ver lógicamente muchas hayas y espectaculares tejos y acebos.
En este tramo nos encontramos uno de los tejos más espectaculares de todo el recorrido, el cual ya habíamos visto y fotografiado en otra ocasión.
Después de hacernos unas fotos con este espectacular tejo reiniciamos la marcha y llegamos a un cartel que nos mostraba el desvío hacia un mirador natural y allí nos dirigimos.
Las vistas desde este mirador eran impresionantes, todavía se veían los rojizos colores de las hayas, aunque en esta época ya casi tendrían que estar sin una hoja, pero el cambio climático es así.
En el mirador aprovechamos para hacernos un «selfie» del grupo de amigos.
Salimos del mirador y nos dirigimos hacia la Cabaña de Hijedo, la cual ya casi se veía desde la pista, pero antes de llegar encontramos un poste que marcaba la ruta circular y el inicio del recorrido, que es donde empezamos la otra vez hace ya siete años. A este punto regresaríamos después de comer para seguir el recorrido.
Al final después de casi tres horas de camino y 11 km. llegamos a la Cabaña de Hijedo, aunque más que cabaña parecía un cortijo andaluz, no por el estilo, sino porque tenía capilla, casona, cuadras,… Es decir espectacular y en un sitio imprevisible de que nos encontremos esto que muestro a continuación.
Una vez en la famosa Cabaña de Hijedo nos dispusimos a reponer fuerzas y nos llevamos una gran sorpresa, nos apareció un gran mastín que estaba protegiendo unas ovejas que había en la finca de la cabaña y que estaba suelto. Al principio nos «asustó» un poco, pero luego nos dimos que estaba a falta de cariño.
Lo malo que al ser tan «cariñoso» con él, me dejó un desagradable olor y me parece que una pulga, porque esa noche aparecí con unas ronchas muy curiosas. Además este perro debe ser conocido ya que buscando en internet información sobre el Monte Hijedo encontré este texto de Javier Prieto Gallego «En la Edad Media, cuando los monjes partían de La Rioja para evangelizar el asolado norte peninsular anotaban en sus libros que, para alcanzar las fuentes del Ebro, antes era menester adentrarse en una densa y peligrosa selva plagada de peligros y fieras inimaginables: hablaban del MonteHijedo. Es muy posible que en aquel tiempo los peligros de la selva fueran tan reales como que te merendara un oso, los lobos se hicieran con tu zurrón o el abuelo del bandido Fendetestas se quedara con los dineros de la expedición. Hoy el mayor peligro es acercarte demasiado al caserío conocido como la Cabaña de Hijedo. El mastín que la vigila anda suelto y lo tiene bien claro: los forasteros cuanto más lejos, mejor.» Pero la verdad que no fue nada peligroso, lo único que impresionaba bastante sobre todo cuando se acercaba en «exceso» y no sabemos con qué «intenciones».
Después de una merecida comida, reiniciamos la marcha dirigiéndonos al poste indicador que habíamos visto antes y que nos dirigía al punto de enlace con el camino de regreso y que se encontraba a unos 2,4 km.
Nos volvemos a introducir en el bosque, pero esta vez por el camino corto
Después de unos 2,5 km. llegamos de nuevo al punto donde iniciamos el recorrido circular del PR-BU-30, así que cogimos el desvío hacia la derecha que nos llevaba de nuevo hacia Cantabria.
De nuevo nos quedaba atravesar otros siete arroyos para llegar a nuestro destino en Riopanero, pero esta vez nos ahorramos un paso por encima del arroyo cogiendo un pequeño desvío en el que vimos un panel indicativo.
El camino de regreso fue por el mismo camino que utilizamos en la subida, así que sólo nos quedaba re-andar el camino, pero disfrutando más de las vistas y haciéndonos una foto en un impresionante haya que parecía que nos había dejado un banco para descansar en este final de la ruta.
Al final, después de una maravillosa marcha de casi 19 km y cinco horas de duración, llegamos al aparcamiento en Riopanero. Allí nos cambiamos el calzado y nos dirigimos a tomar un refresco en el pueblo más importante de todo el municipio de Valderredible, Polientes.
Para ver la imagen en Wikiloc, pinchar en la imagen:
Curva altura-tiempo
Riopanero- Cabaña de Hijedo – Riopanero | |
Distancia Total | Ruta de aprox. 19 km. Hay un tramo circular de unos 8 km. y el principio y final es por el mismo camino |
Duración Total | El recorrido lo hicimos en cinco horas y estaríamos parados unos 30 minutos aproximadamente. |
Dificultad | La ruta es moderada y la única dificultad es la distancia. |
Desnivel | El desnivel es de aproximadamente 200 m. |
Tipo de camino | Pistas, senderos y campo a través. |
Agua potable | No encontramos ninguna fuente pero hay abundantes cruces con arroyos. |
Época recomendada | En cualquier época del año, aunque con los ríos muy caudalosos sería dificultoso el cruce por los arroyos. |
Cartografía y Bibliografía | Hoja 108-IV (Espinosa de Bricia) y 108-II (Arija), a escala 1:25.000 del Instituto Geográfico Nacional. |
Track GPS | Enlace a track para GPS en Wikiloc |