El sábado 4 de junio hicimos uso y disfrute de nuestro bono-ruta mensual, creo que ya nos lo merecíamos porque en el mes de mayo no pudimos hacer uso de el. Esta vez la ruta que íbamos a realizar la teníamos planeada desde hace mucho tiempo y es más ya nos la habíamos planteado hacer en otras ocasiones, pero debido a que es una ruta que hay que realizar con buen tiempo, siempre la estábamos trasladando de fecha hasta encontrar el día idóneo. Aunque la previsión del tiempo no era la ideal, daban algo de llovizna para el mediodía, decidimos nos postergarla para más tarde y nos pusimos en marcha para planearla para esta fecha, aunque siempre con una segunda alternativa por si al final no la podíamos hacer.
La cima del Castro Valnera (1.718 m.), supone la máxima altura de la Cordillera Cantábrica en su sector oriental. Es una gran mole rocosa que presenta una gran cantidad de desplomes verticales en su vertiente septentrional, de la cual brotan los ríos pasiegos. No en vano su nombre, Valnera, hace referencia en latín a la abundancia de fuentes, así como a la gran cantidad de bellotas («balanus» en latín) procedentes de los robles que había en esta zona, hasta que se empezaron a explotarlos para las Reales Fábricas de cañones de La Cavada.
Como si de una atalaya gigante se tratase, desde él se divisan, al oeste y este, los valles espinosiegos de Estacas de Trueba y Lunada, respectivamente, mientras que al norte, la vertiginosa vista de su cantil, con más de 1.000 m, nos precipita a los valles cántabros de la Vega de Pas y San Roque de Río Miera, con la bahía de Santander como telón de fondo.
La ruta la comenzamos en el Portillo de la Lunada (1.317 m), lugar donde dejamos el coche en una pequeña explanada que hay junto al monolito que señaliza el puerto. Para llegar a dicho puerto ascendimos desde el pueblo de San Roque de Río Miera, pasando por el barrio de La Concha por una estrecha y peligrosa carretera de montaña, la cual está prácticamente cerrada durante todo el invierno por la gran cantidad de nieve que se acumula en ella. En dicho ascenso se encuentra uno de los miradores más espectaculares que se pueden observar en esta zona. Es un mirador desde el que se divisa todo el Valle del Miera y que está sobre un gran acantilado. No es apto para gente que sufra de vértigo.
Para descargar el track para GPS desde Wikiloc pinchar aquí: (hay que registrarse en Wikiloc)
Justo en el límite de la comunidad de Castilla-León, preparamos nuestras mochilas, el calzado y todo el material necesario para comenzar a caminar, no sin antes desaprovecharla ocasión para hacernos una foto del grupo de cuatro senderistas que íbamos a iniciar la ruta.
Desde el lugar donde comenzamos a caminar se tiene una espectacular vista del Picón del Fraile (1.632 m.), también conocido con el nombre de Pico Las Motas, lugar donde se encuentra el acuartelamiento Aéreo Espinosa de los Monteros-Soba y Escuadrón de Vigilancia Aérea nº 12 el cual depende orgánicamente y operativamente del Mando Aéreo de Combate (MACOM) a través de la Jefatura del Sistema de Mando y Control y que fue inaugurado por el Rey en el año 2001.
En esta base destaca una gran bola donde se encuentra el radar que controla todas las aeronaves que sobrevuelan la zona. Esta base se encuentra al oeste de nuestro punto de inicio.
Nada más comenzar a caminar nos metemos por un estrecho sendero que está a nuestra derecha y que comienza con un ligero ascenso y que está entre brezos.
Lo primero que tenemos que ascender es el primer zócalo rocoso, la garma de Las Lastrías, para dirigirnos por la divisoria de aguas hacia el Pico de La Brena (1.395 m). Desde este punto de ascenso se tienen unas espectaculares vistas del mirador del portillo de la Lunada
así como también del Hayedo de Haza Mina o Zamina y los Picones de Sopeña, zona que habíamos recorrido en nuestra anterior ruta de senderismo.
Dejamos el pico la Brena a nuestra izquierda, siguiendo por un pequeño sendero que se ha ido realizando por el caminar de la gente que hace esta ruta.
Desde este punto y sin coger todavía altura nos dirigimos hacia un collado que se encuentra hacia la vertiente burgalesa y que nos dirige al primero de los ascensos más o menos duro que tenemos para hoy, el Pico de la Miel.
Al pasar por este collado nos dirigimos hacia el Pico de la Miel cresteando, divisando por un lado, al norte, la vertiente cantábrica y por el otro, al sur, la zona burgalesa. Durante este ascenso se tiene una vista de los remontes de la prácticamente abandonada pista de esquí de Lunada. En este ascenso pasamos primero por una primera cota el Canto de las Corvas (1.564 m.) desde la que pudimos hacer una fotografía de uno de los grandes peligros de esta ruta cuando se hace en invierno, la gran cantidad de torcas (grietas en el terreno) que hay por esta zona, que al cubrirse de nieve no son visibles pero que al pisar esa nieve blanda puede hacernos caer en una de estas cavidades.
Continuamos cresteando hasta que llegamos a una zona llena de rocas y en la que seguimos un camino, no existente, marcado por unos hitos de montoncitos de piedras colocados por otros senderistas.
Seguimos ascendiendo entre estas rocas, las cuales con lluvia o nieve dificultarían bastante el ascenso, para llegar al pico de la Miel (1.573 m), el cual se caracteriza por disponer de un buzón alpino y de una pequeña escultura de metal.
Desde aquí y mirando hacia la vertiente cantábrica se tiene una buena vista del Valle del Miera, así como de unos curiosos cantos que salen del terreno.
Una vez abandonado el Pico de La Miel, comenzamos un ligero descenso para luego dirigirnos de nuevo hacia lo alto de la siguiente cima, para ello nos dirigimos por una pendiente herbosa en la que prácticamente no se distingue ningún sendero.
Una vez que llegamos a lo alto de esa pequeña cima ya podemos tener una vista del Alto de la Piluca (1.412 m.), nuestro próximo objetivo, teniendo también la primera visualización de lo que parecen ser el Castro Valnera.
Cuando nos íbamos acercando al Alto de la Piluca parecía que ya quedaba poco para alcanzar nuestro destino final el Castro Valnera, ya que lo teníamos justo enfrente, pero eso era la apariencia, ya que cuando llegamos a lo alto vimos que no se podía continuar en línea recta ya que había una caída de unos 1.000 m. y que por tanto teníamos que descender de nuevo para luego volver a ascender.
Para realizar el descenso no podíamos seguir en línea recta y nos tuvimos que dirigir en dirección sur hacia una pequeña peña que destacaba en el terreno la cual bordeamos por su lado izquierdo, ya que por la derecha también había un pequeño precipicio
En este punto volvimos a encontrar un pequeño paso entre la hierba que se dirigía a un sendero que ascendía desde la pista que atraviesa las cabañas del Bernacho, otra de las posibles rutas para realizar el ascenso al Castro Valnera.
Cuando cogimos este sendero nos encontramos con otro grupo de senderistas que se dirigía hacia el Castro Valnera y que había partido desde la pista que llega a las cabañas del Bernacho. Por este sendero nos dirigimos hacia un collado que delimita la separación entre las dos provincias y en el cual pudimos encontrar unas marcas rojas en las piedras.
Una vez en este collado iniciamos la búsqueda de una gran torca que hay por esta zona. Al final, sin mucho buscar, la encontramos y estaba a la izquierda del sendero, pero muy cerca de él. La verdad que no era difícil localizarla ya que esta tenía un gran perímetro y bastante profundidad y además aún en esta época del año todavía tenía nieve en el fondo. Esta torca es tan grande que se puede visualizar incluso en Google Earth.
A partir de este punto ya no hay pérdida para llegar a nuestro destino final, ya que sólo hay que seguir el sendero sin perderle en ningún momento. También se pueden encontrar unas marcas rojas pintadas en el camino que marcan la ruta correcta.
Siguiendo por este sendero de ascenso nos dirigimos hacia el Alto de la Pirulera (1.527 m.) y ya empezamos a tener una bonita vista de los cortados que rodean al Castro Valnera.
Continuamos el ascenso por este pequeño sendero abierto por los senderistas que van a realizar esta ruta a esta cima emblemática de las montañas de Cantabria. El sendero atraviesa una zona herbosa y que en condiciones meteorológicas de lluvia le harían mucho más duro.
El camino continuaba ascendiendo y ya parecía que conseguíamos llegar al final porque a simple vista veíamos la parte superior de la cima,
pero no era así, después de esta cima se volvía a encontrar otra, es decir era un constante subir y bajar por este sendero, algunos de los tramos con bastante pendiente. Pero ahora ya si que parecía que llegábamos al final de nuestro recorrido.
Continuamos hacia el que parecía el último ascenso y cuando llegamos arriba del todo tuvimos dos maravillosas vistas, una de ellas hacia la ladera norte, con un pronunciado cortado rocoso hacia el Valle del Pas
y otra vista que nos decía que a donde habíamos llegado no era el final sino que todavía había otra bajada y otra subida, es decir antes de llegar a la cima definitiva tuvimos que ir ascendiendo a diferentes cimas, la última de ellas de poco menos altura que nuestro objetivo último, pero al final si que conseguimos ver la cima emblemática del Castro Valnera (1.718 m).
El último tramo del ascenso hay que realizarlo con cuidado ya que en algunos momentos la ascensión se endurece e incluso en algunos momentos no nos queda más remedio que ayudarnos de las manos y extremando la precaución ya que vamos al borde del cortado. En el tramo final encontramos el indicador de que ya llegamos.
En la cima hay un vértice geodésico, aunque se encuentra bastante dañado, y un buzón alpino.
En el momento que llegamos a la cima tuvimos la mala suerte de encontrarnos toda la zona norte cubierta de niebla que subía desde el Valle del Pas y por tanto no pudimos disfrutar de las maravillosas vistas desde aquí arriba, pero bueno conseguimos nuestro objetivo y aprovechamos para hacer una foto en otra cima emblemática que habíamos conseguido.
Una de las precauciones que hay que tener cuando se asciende a esta cima es la de elegir un día en la que no haya niebla, ya que con ella la visibilidad es muy reducida y además sería bastante fácil salirse del sendero y perderse.
El descenso lo realizamos por el mismo camino hacia el Alto de La Pirulera y seguimos el sendero hasta el collado que estaba próximo a la torca de la Verosa. Las vistas eran muy bonitas.
En una de esas vistas conseguimos ver en una sola foto dos cimas que habíamos ascendido en otras ocasiones, una era el Porracolina y la otra la llamativa meseta de la Porra de la Colina.
Una vez que llegamos collado nos dirigimos campo a través al sendero que se dirigía hacia las cabañas del Bernacho, pero nos desviamos hacia la izquierda dirigiéndonos por un sendero que va entre brezos.
Todo el rato caminábamos por las faldas de las cimas por las que anteriormente habíamos ascendido y dirigiéndonos hacia el borde de un hayedo.
Sin tener un camino muy marcado nos dirigimos hacia el hayedo, dejando hacia el norte la Peña del Estremecín.
Una vez en el hayedo pudimos ver una cosa curiosa que ya habíamos visto en otras ocasiones pero no de una forma tan clara, la mayor parte de las hayas estaban tumbadas hacia una dirección, no sabemos muy bien porqué, podía ser por la nieve, la búsqueda de la luz, el agua,… no sabemos pero la verdad que era muy curioso.
Una vez atravesado el hayedo, en el que aprovechamos para hacer una foto del grupo,
veíamos que nos abríamos en exceso hacia el sur por lo que decidimos salirnos del sendero, ya no existente, y orientándonos un poco con la brújula y con el GPS empezamos a buscar un camino, campo a través entre los brezos, hacia nuestro punto de origen.
Iniciamos un nuevo ascenso para dirigirnos hacia el punto de partida todo ello dificultado por la falta de un camino y teniéndolo que abrir nosotros entre los brezos que hacían que el andar fuese más lento y cansado, además con continuos pinchazos en las piernas.
Viendo en dirección sur las típicas cabañas pasiegas, aunque ya no estén en la zona cantábrica, sino que están en la zona burgalesa. Estas cabañas son las del Bernacho y pertenecen al pueblo de Espinosa de los Monteros, que algunos consideran como la cuarta villa pasiega.
Ahora ya parecía que llevábamos la ruta correcta y empezábamos a ver las cimas cercanas al Picón del Fraile e íbamos a buscar una de las cimas que estábamos ascendiendo para parar a comer.
En una de esas subidas y bajadas, antes de parar a comer, pudimos disfrutar desde bastante cerca una vista que no nos esperábamos, de detrás de un árbol salió un corzo saltando entre los brezos y buscando una escapatoria para alejarse de nuestra ruta. Aunque tardamos bastante conseguimos hacerle una foto.
Después de comer iniciamos unas nuevas subidas y bajadas hasta que conseguimos ver una pista que llegaba por nuestra parte derecha y que parecía que se dirigía hacia la estación de Esquí de Lunada.
Continuando por esta pista nos encontramos otra pista que enlazaba por nuestro lado derecho y que sería otro posible camino para hacer el regreso desde el Castro Valnera. Al poco tiempo de este cruce la pista desaparece y se vuelve a convertir en un estrecho sendero que se dirige dirección al Picón del Fraile, en el cual no se puede ver el radar por culpa de las nubes.
Al borde del sendero pudimos encontrar una torca bastante peligrosa y que estaba protegida mediante una alambrada para evitar que una persona o un animal cayese accidentalmente al fondo.
Al poco rato ya pudimos visualizar la prácticamente abandonada estación de esquí de Lunada y que ya nos indicaba que estábamos llegando al final del recorrido.
Una vez que llegamos a la estación, pasamos por al lado de los edificios auxiliares y de la cafetería y nos dirigimos hacia las pistas donde se pueden ver los diferentes remontes, los cuales parecen indicar que hace mucho tiempo que no se usan. Buscamos el ascenso por un pequeño sendero que se dirigía hacia el collado por el cual ya habíamos pasado en el camino de ida.
Al llegar al collado ya regresamos por un camino paralelo al de subida y nos llegamos hasta el coche donde ya dimos por terminada nuestra ruta de senderismo. Después cogimos el coche y nos dirigimos a tomar un refresco y comentar la ruta en el barrio de la Concha en San Roque de Río Miera. Para finalizar el día paramos en Rubalcaba a comprar unos quesos en la Quesería de Cotero y en Liérganes a comprar unos «sacristanes», típicos de este pueblo.
Para ver la ruta en Google Maps pinchar sobre la imagen
Curva de altura en función del tiempo de marcha
Lunada – Castro Valnera | |
Distancia Total | Aproximadamente 14 km. Ruta circular. |
Duración Total | La ruta la hicimos en 5 horas y cuarto, más media hora para comer. |
Dificultad | Media por las pendientes, tanto en ascenso como en descenso. |
Desnivel | Hay un desnivel de unos 600 metros. Pero con un ascenso acumulado de casi 900 metros |
Tipo de camino | Senderos y campo a través. |
Agua potable | Al llegar a la estación de esquí, pero está al final de la ruta |
Época recomendada | En primavera o verano, pero no recomendable con niebla por las torcas. En invierno está cubierto de nieve. |
Cartografía y Bibliografía | Hoja 84 a escala 1:50.000 del Instituto Geográfico Nacional |
Track GPS | Enlace a track para GPS en Wikiloc |
En esta ocasión Jesús, uno de los senderistas, llevó una cámara de vídeo y ha realizado un bonito montaje que se encuentra a continuación. Para ver el vídeo en el blog original donde está el vídeo pinchar aquí.
[…] la siguiente cima, la cual ya conocíamos ya que la ascendimos hace algún tiempo cuando hicimos el Castro Valnera desde Lunada. Era el Pico de la Miel (1.573 m.), el cual se caracteriza por el buzón y por una especie de […]
Sugerencia: si se deja el coche en lo alto del Portillo de Lunada y se toma un sendero bién marcado que sale (según se viene del lado Cantabria) a la izquierda, al principio hay una leve subida pero el sendero en seguida gira hacia el norte y comienza un paseo muy fácil en cornisa que conduce muy pero muy por encima del mirador. Si ya desde éste la panorámica es espectacular, desde el sendero que indico es ALUCINANTE.