El sábado 11 de Junio nos fuimos mi hija, mi perro Otto y yo a hacer una ruta, que un par de semanas antes habían realizado unos amigos nuestros, pero que nosotros no pudimos realizar. Se trata de una sencilla ruta circular que recibe el nombre de la Senda de la Dama Roja. Esta senda parte de Ramales de la Victoria y va pasando por las entradas a las principales cuevas que hay por los alrededores de este «arqueológico» pueblo, Cullalvera, Baranda, Covalanas, El Mirón, …
El nombre de la «Dama Roja», parece ser que es debido a que en una de las cuevas de este recorrido, la Cueva del Mirón, se encontraron los restos de una mujer de unos 35 a 40 años y con una antigüedad de unos 19.000 años. Lo curioso y el nombre de la «Dama Roja» le viene debido al color de sus huesos, pintados con un pigmento ocre, en lo que parece ser un rito funerario excepcional, y por esa razón los arqueólogos la bautizaron así. Otra curiosidad es que sobre estos restos se encontraron flores fosilizadas y no se sabe si era como un ritual, como se hace actualmente, o simplemente como higiene, por contrarrestar el mal olor del cadáver. Si queréis saber más sobre esta «Dama Roja» pinchar aquí.
Bueno, después de un poco de historia comenzaremos con la ruta que hicimos. Para ello nos dirigimos al pueblo de Ramales de la Victoria, y en concreto fuimos hacia la parte final del pueblo a mano izquierda y allí aparcamos el coche y los tres senderistas, mi hija, mi perro y yo nos preparamos para realizar esta sencilla ruta.
Para descargar el track para GPS desde Wikiloc pinchar aquí: (hay que registrarse en Wikiloc)
Para buscar el inicio de la ruta es muy sencillo, nos dirigimos a la parte final del pueblo, en dirección al Valle de Soba, y buscamos unos letreros que nos dirigían hacia la cueva de Cullalvera. Aquí es donde cometí el error de la ruta, encendí el GPS, pero no lo inicie, por esa razón el primer tramo del track del GPS, hasta llegar a la cueva de Baranda es dibujado sobre el plano, pero no tiene mucha importancia ya que es imposible perderse.
Allí es donde empieza nuestro recorrido. Comenzamos a caminar por estas estrechas carreteras que van hacia las últimas casas del pueblo y al poco rato encontramos la entrada a la primera de las Cuevas que encontraremos en este recorrido, la cueva de Cullalvera.
En esta ocasión no era nuestra intención visitarla, así que la dejamos a nuestra izquierda y continuamos nuestro camino, aunque en otra ocasión la fuimos a visitar y merece la pena, si se tiene tiempo, concertar una visita, aquí os dejo una foto de su interior.
Nada más pasar la entrada a esta cueva encontramos un cruce donde nos aparece la primera marca indicándonos la Senda de la Dama Roja, así que seguimos por el camino principal sin coger el cruce hacia la izquierda y siguiendo la marca.
Nada más empezar a caminar por esta senda la pista principal nos dirige hacia la verja de una casa privada, pero justo al llegar a la puerta hay que dirigirse a mano por el sendero que asciende a nuestra izquierda.
Nada más iniciar el ascenso por este sendero podemos tener una magnífica vista de uno de nuestros próximos y deseados objetivos, el pico de San Vicente.
Ahora empieza el único tramo un poco «durillo» de toda la ruta si se va con gente que no está acostumbrada a andar. Es un sendero estrecho y que va todo el rato entre árboles, razón por la cual en caso de mucho sol, es una zona con sombra y por tanto cómoda para caminar. Se va todo el rato entre avellanos, encinas, laureles, robles, madroños y otros árboles bajos.
Durante prácticamente todo el trayecto vamos a ir encontrando una serie de marcas que nos indican el camino correcto, se trata de unas marcas de franjas blanca y verde que a veces van acompañadas de una flecha. Una de las primeras que nos encontramos estaba justo después de una de las múltiples portillas, alambradas, que tuvimos que abrir y posteriormente cerrar para realizar nuestro recorrido.
Aquí no hay ninguna pérdida, por lo bien marcado que está el camino. No sólo estaba indicado con las franjas verde-blanca, sino que en algunas ocasiones estaba marcado con unas flechas de color amarillo y en otras ocasiones con unos brochazos de color rojo en las rocas.
Cuando llevábamos caminados algo menos de dos kilómetros nos encontramos una flecha que nos indicaba el camino hacia la segunda cueva del recorrido, se trataba de la cueva de Baranda.
Cogimos este desvío y al poco de entrar por él nos encontramos una cabaña abandonada entre la maleza y que se encontraba en bastante mal estado.
Justo desde la cabaña ya se veía la gran entrada a esta cueva que parece que puede estar comunicada internamente con la Cueva de Cullalvera.
Además de esta gran boca de entrada a la cueva, algo que llama la atención, además de lo embarrado de la entrada, es que en su interior se construyó, lo que parece, un bebedero para el ganado y que se llena con el agua que cae desde el «techo» de esta cueva en la que se ven algunas estalactitas.
Debido a la oscuridad y al poco flash de la cámara del móvil no pude hacer una buena foto, pero se puede observar cómo había una especie de pequeña piscina llena de un agua muy fresca, el cual aprovechamos para refrescarnos.
Una vez visitada la cueva volvimos de nuevo al mismo punto donde cogimos el desvío y continuamos por el sendero marcado, hasta que encontramos una bifurcación del camino natural, era el desvío a la tercera cueva del recorrido, la cueva de Covalanas.
Era un camino entre rocas y por un estrecho sendero que se dirigía hasta esta cueva pero desde la parte superior. Lo que hice fue acercarme un poco y tuve una visión del aparcamiento que suelen utilizar los visitantes de esta cueva.
Regresamos de nuevo al sendero principal y continuamos caminando por él hasta que llegamos a una nueva bifurcación. Esta vez era el desvío hacia la cima del Pando (493 m.).
Aunque a mi hija no le apetecía mucho ascender a la cima, al final la convencí e iniciamos el suave ascenso hacia este punto. En un primer momento llegamos a lo que parecía un pequeño refugio bajo una gran roca en la cual para evitar que se cayese
Dejamos este refugio a nuestra izquierda y comenzamos a ascender hacia la cima por un senderillo que iba rodeando la cima hasta que llegamos a la parte superior donde lo primero que nos encontramos lo que parece que eran unas trincheras o bunkers de la guerra.
Esta especie de bunkers o trincheras parece que fueron utilizados en la Guerra Civil y posiblemente en las Guerras Carlista de 1839. La ubicación es perfecta ya que desde este punto se divisa todo el valle y la carretera de acceso desde la costa hacia Burgos.
Las vistas desde este punto son perfectas y se ve hasta la costa, razón por la que se crearon estas construcciones en esta cima.
Bajamos de nuevo hasta el sendero y continuamos caminando por él. En este punto donde se encontraba el desvío hacia la cima del Pando empezó a cambiar la vegetación y se complicó un poco para uno de los senderistas, para mi perro Otto, desaparecieron los árboles y empezaron a aparecer vegetación baja, sobre todo helechos, y cuál es el problema, pues que en el envés de los helechos, qué es lo que hay, pues garrapatas. Al llegar a casa estuvimos casi una hora quitando estos ácaros, los tenía de todos los tamaños diferentes, en grupos de dos o tres, individuales,… menos mal que le tenemos tratado contra ellas y casi todas estaban muertas, así todo nos llevó bastante tiempo. En la ruta que hicieron nuestros amigos a dos de ellos también se les engancharon unas garrapatas.
Una vez que salimos a esta zona más descampada se veía el camino por el que teníamos que continuar bajo una pequeña cima y con lo que podía ser la Peña del Moro a mano izquierda.
Fuimos por este sendero hasta que llegamos a las faldas de la cima que habíamos visto en frente y luego volvimos a echar la vista atrás y pudimos ver el Pando desde otra perspectiva.
Seguimos caminando por esta zona descampada en la que fue la única zona en la que nos costó un poco más encontrar las marcas, ya que estas estaban pintadas en el suelo.
Aquí ya nos encontrábamos en el camino de regreso y en el límite con en el País Vasco y volvimos a introducirnos en el medio del bosque y para ello tuvimos que saltar por una valla de madera en la que se podía ver perfectamente la marca que indicaba el camino correcto.
Al pasar esta valla nos encontramos lo que parecía un túnel en el interior del bosque.
En medio de este sendero nos encontramos una nueva portilla de alambrada la cual, al igual que las anteriores, estaba cerrada, la abrimos, pasamos y la volvimos a cerrar.
Una vez pasada esta alambrada nos encontramos una gran superficie cubierta de hierba y libre de maleza en la que se encontraban pastando un par de caballos y a la sombra de un gran árbol.
Continuamos caminando por el sendero junto una alambrada hasta que llegamos a una alambrada que se cruza en el camino, pero esta, en vez de abrirla, lo que hay que hacer es pasar por un zona estrecha entre dos palos. Aquí una persona obesa o con mochila lo tendría difícil para poder pasar.
Al poco rato llegamos a un cruce donde había una gran cabaña, la cual tenía junto a ella un gran alambique de agua, en el cual nos refrescamos un poco. Esta cabaña está en la Loma del Yelso, en la divisoria con el País Vasco.
En este punto es el único de todo el recorrido en el cual hay un cruce de caminos y no hay ninguna marca, o por lo menos no la encontramos, que nos indicase el camino correcto, así que tirando un poco del instinto decidimos coger el camino que se dirige hacia la derecha, obviando el que va a la izquierda y que parece la continuación del camino principal.
En este descenso mi hija se dedicó a coger unas margaritas para llevarlas a casa. Empezamos a dirigirnos de nuevo en dirección a Ramales de la Victoria y fuimos caminando hasta que llegamos a lo que parecía ser una carretera secundaria. Al llegar a esta carretera, en el suelo vimos la marca que nos indicaba que nos dirigiésemos a mano derecha y eso hicimos.
Desde esta zona se podía ver la carretera principal que se dirige hacia el puerto de Los Tornos y nosotros vamos paralelos a esta carretera y al río que va entre nosotros y dicha carretera, el río Calera, que en ese momento estaba totalmente seco. Bajamos por esta carretera hasta que llegamos a un grupo de casas en las que no pude hacer ninguna fotografía ya que había varios perros y al ver a Otto se pusieron a ladrar y para evitar ningún problema pasamos rápido. Al llegar a estas casas tampoco hay ninguna marca y las dejamos a nuestra derecha y continuamos por un senderuco cubierto de hierba que va junto al río.
Siguiendo por este sendero junto al río pudimos ver una de las zonas más espectaculares de todo el recorrido. Es una montaña rocosa que se conoce con el nombre de La Pared o la Pared del Eco, en la que es muy común encontrar a escaladores que ascienden por estas paredes prácticamente verticales e incluso en algunos casos con una inclinación que hace que los escaladores cuelguen en el vacío.
Nosotros pudimos ver un par de escaladores que se encontraban cerca de una gran gruta y para ver si era cierto el nombre de La Pared del Eco, dimos un par de «HOLA» y evidentemente la Pared del Eco nos respondió con otro par de «HOLA». En este prado que está junto a dicha pared tuvimos que coger un camino que se separa un poco del río y que se encuentra más cerca de esta pared.
Nada más al empezar un ligero ascenso por este camino nos encontramos la que creo que fue la última alambrada del camino, la cual tenía una pequeña dificultad, no se podía abrir por tener un candado y tuvimos que atravesarla subiendo por una especie de escalera que se encontraba a su izquierda.
Al poco de pasar por esta alambrada nos metimos un poco entre los árboles y al salir llegamos justo a la entrada convencional para visitar la cueva de Covalanas, justo al lado de su aparcamiento.
Nosotros no entramos a visitarla, además para poderla ver hay que pedir cita previamente. Desde aquí hasta la entrada de la cueva hay una buena pendiente. Pero merece la pena hacer una visita a esta cueva y poder disfrutar de las pinturas rupestres.
Justo después de la entrada a esta cueva se encuentra el mirador de Covalanas donde se pueden identificar todas las cimas de alrededor. Aprovechamos para visualizar todas estas cimas e identificarlas con el plano explicativo.
Y cómo no, no sólo hice una foto del cartel indicativo, sino también una foto de dichas cimas.
En el camino de regreso hacia Ramales de la Victoria pudimos ver una de las mayores aficiones que hay por la zona, la escalada en roca. Había varios grupos de escaladores practicando este deporte en las paredes que hay junto al camino.
Justo al lado se encuentra una Vía Ferrata de las que se han puesto últimamente de moda entre la gente que se inicia en esta especialidad deportiva. En concreto se trataba de la Vía Ferrata El Cáliz, donde se encontraban ascendiendo un grupo de deportistas.
Ya nos quedaba muy poco para finalizar el recorrido. Caminamos junto a una valla que separaba unas casas e incluso un criadero de periquitos amaestrados.
De esta manera llegamos, después de dos horas y media y 8,5 km, a nuestro punto de partida. Aquí nos refrescamos un poco, curamos las «heridas de guerra» de mi hija, un par de ampollas en los talones y cogimos el coche para ir a comer a un lugar muy atractivo junto al río Asón, se trataba del parque de Vegacorredor. Allí comimos un bocadillo en el mismo río y nos comimos un helado.
Para ver la imagen en Wikiloc pinchar sobre la imagen.
Curva de distancia-tiempo
Ramales de la Victoria – Senda de la Dama Roja – El Pando – La Pared – Ramales de la Victoria | |
Distancia Total | Ruta circular de 8,66 km |
Duración Total | El recorrido lo hicimos en unas 3 horas pero lo hicimos con mucha calma, paramos incluso a recoger margaritas. |
Dificultad | La ruta es muy sencilla y sólo tiene dificultad el primer tramo de ascenso. |
Desnivel | El desnivel es de aproximadamente 350 m. con un desnivel acumulado de 550 m. |
Tipo de camino | Senderos y pistas muy cómodas. |
Agua potable | No encontramos ningún lugar para beber agua pero si para refrescarse. |
Época recomendada | Se puede hacer en cualquier época del año, pero después de haber llovido tendría zonas resbaladizas. |
Cartografía y Bibliografía | Hoja 60-I (Ramales de la Victoria) y III (Concha) a escala 1:25.000 del Instituto Geográfico Nacional |
Track GPS | Enlace a track para GPS en Wikiloc |
Muchisimas gracias por tu trabajo! Esta todo muy bien explicado, las fotos son de grandisima ayuda.
Me alegro que te haya servido y gustado la entrada en el blog
Esa ruta se puede hacer en bici? Es l misma ruta para btt de la dama roja ?
Buenas tardes. Esta ruta la hice hace bastante y por lo que creo sí se puede hacer en bici. Lo que no sé si es la misma ruta para BTT de la Dama Roja. Siento no poderte responder. Espero que te haya gustado la entrada en el blog.
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