El viernes 06 de Diciembre, aprovechando que era festivo y que había una buena previsión meteorológica, nos reunimos cuatro amigos senderistas para hacer nuestro bono-ruta mensual, aunque últimamente lo habíamos dejado un poco de lado por diversas razones ya que el último data de finales de septiembre. Nuestra idea era realizar una ruta mixta, parte por pista y parte por nieve y de esa manera poder usar las raquetas, las cuales alguno de nosotros estrenábamos después de las experiencias del invierno pasado.
Como siempre que salimos al monte teníamos tres o cuatro rutas alternativas, ya que no sabíamos las condiciones que nos íbamos a encontrar, lo único que teníamos claro es que nos dirigiríamos hacia la zona de Campoo, donde habíamos comprobado que había bastante nieve. Las rutas alternativas eran de Palombera al Ligüardi, de Palombera a Sejos, de Proaño a Ligüardi o una Argüeso a la Cruz de Fuentes. Así que nos dirigimos hacia Reinosa y cuando llegamos a Espinilla nos desviamos hacia el alto del puerto de Palombera. La verdad que a medida que subíamos notábamos malas sensaciones, ya que en la parte superior se veía una densa niebla o nube baja y así sucedió, cuando llegamos al alto, la visibilidad sería de menos de cincuenta metros y nos quedó más remedio que dirigirnos a una de las otras alternativas que se iniciaba en una cota más baja y esperar a que esa capa de niebla o nube baja se dispersara.
Nos decidimos por probar suerte con el ascenso al Ligüardi desde Proaño, una ruta que se ha convertido en una subida popular que se suele realizar a principios de año y que en esta ocasión será la 5ª edición de esta popular marcha con esquís o raquetas. También nos decidimos por esta ruta ya que la teníamos detallada del libro «Las montañas del Valle de Campoo» de Ramón García, en concreto la ruta nº 10 de dicho libro. Nosotros, el ascenso al Pico Ligüardi, ya lo habíamos realizado en otra ocasión, pero esa vez por su cara norte y subiendo desde el pueblo del Soto (Ruta Soto-Collado de Rumaceo-Ligüardi-Cuenca de Proaño-Soto)
Para ello llegamos a la rotonda de espinilla y cogimos la carretera que se dirige hacia Brañavieja y a 1.250 m de la rotonda encontramos el desvío que nos dirige a Proaño, un pequeño pueblo del ayuntamiento de Campoo de Suso de unos 50 habitantes y en el que destaca, justo en la entrada, la Casa-Torre del Sordo, la cual perteneció a un personaje muy conocido a mediados del siglo XIX, Don Ángel de los Ríos y Ríos (1826-1899), popularmente conocido con el nombre de «El Sordo de Proaño» («el sordo de Provendaño» en la novela «Peñas Arriba» del ilustre José María de Pereda), que fue sin duda el más celebre morador de este conjunto que le vio nacer. Erudito historiador, Cronista Oficial de la Provincia de Santander, correspondiente de la Real Academia de la Historia, e inquieto investigador de temas diversos, dejó una magnifica biblioteca y archivo personal que conservan sus descendientes.
Estas torres, emplazadas en el medio rural, eran símbolos de poder y fortaleza de los señores feudales frente a sus adversarios, así como protección de sus vasallos en la Baja Edad Media. En concreto esta torre es de planta rectangular, de 10 m. por 9 m. de lado y con cuatro pisos, teniendo una altura de unos 13 m. Tiene una puerta con arco apuntado, ventanas apuntadas y saeteras. Encima de la puerta de entrada tiene un escudo, muy antiguo y tosco, con las armas del linaje de los Ríos. Conserva parte de la madera original del interior. La casa solariega tiene la portalada adosada a la torre medieval, siendo de aspecto humilde. Tiene también una pequeña capilla en cuyo interior se conserva una imagen gótica y tres estelas alto-medievales procedentes de la cercana necrópolis de Espinilla.
Para comenzar la ruta nos dirigimos hacia el interior del pueblo en busca de una zona donde aparcar el coche y pertrecharnos de todo lo necesario para iniciar la marcha.
Aparcamos justo en frente del bar, el cual antiguamente era la escuela del pueblo y actualmente ha sido remodelada y convertido en la sede de la Asociación Cultural-Deportiva de Proaño, organizadora de la subida popular anteriormente citada. También en este punto hay dos fuentes que se pueden aprovechar para coger agua para el camino o para limpiar el material, botas, raquetas,… al acabar la ruta.
La ruta que íbamos a realizar no es otra que la que José María de Pereda describe en la novela Peñas Arriba, cuyo protagonista se dirige desde Reinosa a Tudanca cruzando los puertos de Sejos.
Para descargar el track para GPS desde Wikiloc pinchar aquí: (hay que registrarse en Wikiloc)
Para ver el vídeo del bono-ruta realizado por uno de los senderistas pinchar aquí: .
En este punto coincidimos con otros dos senderistas que tenían la intención de realizar esta misma ruta y que nos acompañaron durante la mayor parte del recorrido. Para comenzar la marcha nos dirigimos hacia la entrada del pueblo en dirección a la Torre de Proaño pero sin llegar a ella. Cuando llegamos a una fuente, justo al lado de la parada del autobús, nos dirigimos a mano izquierda hacia una portilla que se encontraba cerrada.
Atravesando esta portilla continuamos por este camino pedregoso flanqueado por unos prados con chopos y robles.
En este camino pedregoso tuvimos que atravesar pequeños arroyuelos que lo atravesaban procedentes del deshielo de la gran cantidad de nieve de los montes de los alrededores, algunos de ellos ocupaban todo el ancho del camino.
Continuamos este ligero ascenso dejando algún prado con su portilla a mano derecha y con la imagen del bosque de robles y del Cueto Ropero (en otros medios Pico Cornal e incluso en el mapa del IGN llamado erróneamente Ligüardi) siempre hacia el oeste. En seguida llegamos a una portilla a partir de la cual no se permite el paso a vehículos no autorizados y la cual atravesamos. En este punto se puede ir hacia el oeste y dirigirse al Monte de Proaño o dirigirse en dirección norte hacia los pastizales de Las Camperas. Uno sería el camino de ida y el otro el de regreso. Como el ascenso al Ligüardi por la cara norte ya lo habíamos realizado, nos dirigimos hacia el oeste para hacer el ascenso por su cara sur.
Aquí ya nos apareció por primera vez la capa de nieve en el suelo, lo cual impedía el poder seguir cualquier tipo de pista o camino ya que estaba totalmente cubierto por ella. En este punto el cielo todavía estaba cubierto y no se divisaba la cima del Ropero, que es lo primero que tendríamos que divisar. Comenzamos a seguir paralelos a una alambrada en dirección hacia el bosque de robles del Monte de Proaño. Desde aquí mirando al sur, el cual estaba más despejado, se tenía una bonita de todo el valle de Campoo con el embalse del Ebro al fondo.
Siguiendo el ascenso nos dirigíamos hacia el robledal y al llegar a él ya vimos que ya era prácticamente imposible seguir si no nos poníamos las raquetas y además aprovechamos para quitarnos alguna prenda de abrigo ya que el ascenso nos había hecho entrar en calor.
Todavía no nos habíamos adentrado totalmente en el bosque sino que íbamos bordeándolo para que nos resultase más cómodo el ascenso, ya que cuando nos habíamos metido se nos trababan las mochilas y raquetas con las ramas y la maleza dificultando la marcha.
Tal y como se puede apreciar en la fotografía la visibilidad hacia arriba era bastante mala y el tiempo parecía que nos iba a acompañar, cosa que nos extrañaba porque habían dado buen tiempo y normalmente acertamos con el tiempo, pero ya que estábamos allí había que proseguir, ya despejaría. Continuamos subiendo entrando y saliendo del bosque hasta que nos encontramos la cabaña de La Coba, esta es una cabaña donde suelen hacer el avituallamiento en la marcha popular.
Como no diferenciábamos ninguna pista decidimos ir campo a través, bueno más bien nieve a través, y dirigirnos hacia la cabaña, en la cual no se podía acceder, principalmente porque la nieve bloqueaba parte de la puerta.
En este punto ya decidimos introducirnos directamente en el bosque, en algunas ocasiones atravesándolo entre los árboles,
mientras que en otras ocasiones nos introducíamos en lo que debía ser la pista que estaba bajo la nieve, la cual sin verla se podía intuir por el corte que se hacía en el bosque. De la primera manera, atravesándola nos ahorramos alguna vueltona, pero el ascenso se hacía más duro, mientras que de la segunda lo que conseguíamos es librar altura más lentamente pero sin tanta dureza.
A partir de aquí ya se puede apreciar en la fotografía esta y las siguientes como el tiempo mejoró notablemente, bueno más que mejorar es que nos situamos encima de esa capa de niebla o de nube baja. En una de esas vueltonas aproveché para hacer alguna fotografía del robledal nevado.
Cuando ya empezábamos a llegar al final del bosque pudimos apreciar claramente como habíamos pasado a la parte de arriba de esas nubes y nos había llegado el día despejado.
También desde este punto se podía apreciar la cima de otro de los picos que ya habíamos alcanzado en otra ocasión El Sestil, así como Cuenca Bucer, los cuales se encontraban justamente al sur de nuestra posición.
Hasta este punto la ruta había sido más o menos sencilla, pero a partir de aquí es donde empezaría la parte más dura del camino, parecía un ascenso corto y de poca dureza, pero se convirtió en todo lo contrario muy duro y que parecía que no llegábamos nunca a la parte de arriba del Cueto Ropero (1.817 m.). Además al llevar raquetas no nos preocupamos de ir subiendo en zig-zag sino que subimos totalmente perpendiculares a la pendiente, lo cual lo hizo más duro.
Para ver la dureza del ascenso no hay nada más que mirar hacia arriba y mirar lo que queda (foto anterior) y hacia abajo y ver lo que hemos ascendido con el bosque ya perdido en el fondo.
Aquí no teníamos tiempo de disfrutar del ascenso ya que hacía bastante aire frío y las piernas y pulmones no daban para mucho más. Así que lo único que teníamos que pensar es en seguir ascendiendo, cada uno a su ritmo hasta llegar a la cima y ya una vez arriba disfrutar de las vistas y curar las heridas de uno de los senderistas al cual le salieron ampollas en ambos pies, menos mal que llevábamos un botiquín con «Compeed Ampollas», lo cual le alivió bastante durante el resto del recorrido. Los senderistas que comenzaron con nosotros decidieron no realizar el ascenso e ir por las faldas del Cueto Ropero haciendo un ascenso más suave. Una vez arriba ya pudimos disfrutar de una maravillosa vista de el Cueto Concilla, Peña Sagra con el Cornón destacando y al fondo a la izquierda los Picos de Europa.
También desde aquí se tenía una visión de lo que todavía nos quedaba de ascenso hacia el Pico Ligüardi, o lo que nos parecía, porque luego nos dimos cuenta que este que se veía a primera vista no era el Ligüardi sino una cima previa. Aún así, al ir cresteando no parecía que este último ascenso fuese a ser tan duro como el anterior.
En esta fotografía se puede apreciar fácilmente el camino que íbamos a seguir, ya que sólo teníamos que ir de la cima del Ropero a la del «Ligüardi» por la cresta. La principal dureza en este tramo no fue el ascenso sino que estaba cubierto de hielo y parecía que podríamos resbalar, pero no fue así gracias a los clavos de los que disponen las raquetas. Una vez que nos acercábamos a la cima nos dirigimos hacia una gran hito que destacaba sobre el hielo y la nieve.
Una vez llegados a este hito pudimos ver cómo este no era la cima buscada, sino que era una precima.
Durante este ascenso pudimos disfrutar de algo que hasta ese momento no habíamos visto en ninguna de las rutas que habíamos realizado hasta ahora, y el primero de los dos encuentros de animales salvajes que tuvimos en todo el recorrido. En este caso se trataba de un rebaño de seis rebecos, de los cuales sólo pude coger a dos con la cámara y desde bastante lejos ya que se encontraban en las proximidades del arroyo de la Cuenca por donde posteriormente pasaríamos.
Ahora ya parecía que si iba a ser la cima del Ligüardi, aunque todavía nos quedaba un pequeño tramo sobre unas capas de hielo.
Ahora ya no nos quedaba duda de que habíamos llegado a la cima del Ligüardi (1.975 m.), lo primero porque ya la conocíamos de la otra vez que le ascendimos y principalmente por el buzón y la cruz que así lo indica, aunque en el mapa del IGN lo marque como el Ropero (A ver si lo modifican).
Como es lógico en esta punto aprovechamos para hacer una rápida fotografía del grupo que habíamos ascendido y de nuestro compañero de ruta, un perro del pueblo de Proaño que nos acompañó en todo el recorrido.
Desde esta cima, tal y como estaba de despejado el día, se podían ver todas las cimas de Cantabria e incluso hasta de la zona de la Rioja, que aunque parezca mentira se pueden apreciar al fondo en dirección este. La primera vista era de la estación de esquí de Alto Campoo con el Cuchillón (2.174 m.) y Pico Tres Mares (2.171 m.) destacando de los demás.
También en un primer plano se encontraban el Cordel (2.061 m.) y el Iján (2.085 m.), próximos objetivos nuestros, aunque tendrían que ser con mejor tiempo. Con estos nombre tuvimos una pequeña discusión ya que no sabíamos cuál era uno y cuál el otro. Una vez en casa ya pude comprobar que el más cercano era el Cordel y el lejano el Iján.
La última imagen fue del Iján, los Picos de Europa, Peña Sagra con el Cornón (2.047 m.) destacando y el Concilla (1.922 m.)
Ahora tendríamos que iniciar el descenso, el cual se podía hacer por dos caminos diferentes, por donde habíamos ascendido o dirigiéndonos hacia el Collado de Rumaceo. Al final nos decidimos por este último ya que nos imaginábamos que lo único que teníamos que buscar era el vallado que asciende hasta la cima del Ligüardi separando la mancomunidad de Cabuérniga de la de Campoo. Hay vino el problema que no existía dicho vallado y que para bajar había muchas placas de hielo por lo que tuvimos que descender dirigiéndonos hacia el oeste y haciendo zig-zag para librar la zona más vertical. Una vez abajo pudimos ver ese inexistente vallado totalmente cubierto por la nieve.
Desde este punto del Collado de Rumaceo (1.701 m.) pudimos entrever como este vallado ascendía hasta la cima del Ligüardi.
También aprovechamos para hacernos una fotografía del grupo con los Picos de Europa al fondo.
También aproveché para hacer una panorámica de la zona desde este Collado. Comenzando en el Cueto Ligüardi y finalizando en el Cueto de Orbaneja.
Una vez realizadas todas las fotografías nos dirigimos por lo que debe ser la pista que se dirige hacia el pueblo del Soto y el Puerto de Palombera, pero que no podíamos distinguir por la gran cantidad de nieve que había. Lo que teníamos claro es que nos tendríamos que dirigir en dirección al arroyo de la Cuenca intentando buscar la menor pendiente.
Buscando la mínima pendiente, sin poder visualizar la pista bajo la nieve pudimos disfrutar de una vista de la Cuenca entre el Collado de Rumaceo y las faldas del Ligüardi, en la que parecía que sobresalía una parte de una cabaña de entre la nieve.
Seguíamos dirigiéndonos hacia la cuenca del arroyo de la Cuenca para buscar el camino para cruzarlo y dirigirnos hacia el pueblo de Proaño librando la cima del Cueto Ropero.
El último tramo de descenso hasta el arroyo estaba un poco complicado, aunque al estar la nieve un poco blanda nos permitió bajar «esquiando» sobre las raquetas y ayudándonos con los bastones.
Ya en la parte inferior y «cruzando» el arroyo, bueno eso creo ya que no se veía el agua bajo la nieve, pudimos ver una cabaña donde en la otra ocasión paramos a descansar. Nuestra intención era entrar a comer dentro o coger unas sillas y comer fuera pero fue imposible ya que la puerta estaba bloqueada por la nieve.
Así que decidimos continuar caminando en dirección a un poste indicativo que marcaba el PR-S 86 en dirección a Soto.
Siguiendo este letrero por lo que debía ser una pista bajo la nieve decidimos parar para comer en un trozo de descampado en el que no había nieve. Aquí fue donde realmente disfrutó el perro que nos acompañó desde Proaño, yo creo que sabía que algo de comer le caería y por eso vino con nosotros. Después de comer seguimos descendiendo hacia Proaño y pudimos disfrutar de la segunda visión de un animal salvaje.
Lo que vimos fue un llamativo zorro de color rojo sobre una roca.
Continuamos siguiendo la ya más clara pista bajo la nieve dejando el pueblo del Soto a nuestra izquierda y el Cueto Ropero a nuestra derecha. También se podía ver al fondo el Castillo de Argüeso.
Continuando la pista, bordeando las faldas del Ropero hasta que pudimos distinguir la Torre del Sordo de Proaño y por tanto nos dirigimos hacia ella llegando a la portilla inicial, donde nos quitamos las raquetas y caminamos hacia nuestro punto de partida, pero esta vez llegando hasta la Iglesia del pueblo, que sería otro punto desde el que poder iniciar la ruta.
Una vez en el pueblo limpiamos las botas y las raquetas en una de las fuentes del pueblo y fuimos a tomar algo al bar de la asociación cultural-deportiva de Proaño, donde pudimos disfrutar de la compañía del responsable del bar y comentándonos anécdotas de su trabajo de conductor de quitanieves, así mismo nos enseñó el local de la asociación donde destaca una gran mesa de nogal cuya tapa pesa más de 100 kilos y que tiene unos cien años de antigüedad la cual estaba en el «Conceju» del pueblo.
Para finalizar nos invitó a que visitáramos un hotel que habían inaugurado la semana anterior y que se encontraba al final del pueblo. Una vez que nos despedimos de los compañeros senderistas y del responsable de la asociación fuimos a visitar el hotel Villa Ligüardi el cual tenía una pinta muy buena y su dueño nos enseñó muy amablemente.
Para ver la ruta en Wikiloc pinchar en la imagen.
Curva de altura-tiempo
Proaño-Cueto Ropero-Cueto Ligüardi-Collado Rumaceo-Proaño | |
Distancia Total | Ruta circular de aproximadamente 12,5 km. |
Duración Total | El recorrido lo hicimos en 6 horas y cuarto, parando para comer y descansar unos 45 minutos. |
Dificultad | La dificultad de la ruta es media, la endurece la dura pendiente del Ropero, la nieve y el hielo. |
Desnivel | El desnivel es de aproximadamente 1.000 m. |
Tipo de camino | Todo el recorrido es por nieve por lo que hay que hacerlo con raquetas. |
Agua potable | Sólo vimos fuentes en el pueblo y luego en los arroyos. |
Época recomendada | En otoño o primavera para hacerla por las pistas y en invierno para hacerla con raquetas de nieve. |
Cartografía y Bibliografía | Hoja 82-4 a escala 1:25.000 (Espinilla) del Instituto Geográfico Nacional.Ruta nº 10 del libro de Ramón García “Las montañas del Valle de Campoo” |
Track GPS | Enlace a track para GPS en Wikiloc |
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