El viernes 30 de diciembre nos juntamos cuatro amigos senderistas para realizar la última ruta del año 2022. En principio íbamos a ser más senderistas, pero por una u otra razón al final sólo nos juntamos cuatro. En principio nuestra intención era hacer una travesía y por tanto nos harían falta dos coches, aunque luego se nos trastocó e hicimos una ruta circular. Para ello nos dirigimos al inicio de la ruta en el pueblo de Gibaja.
Para ello nos dirigimos al barrio de la iglesia de dicho pueblo y allí junto a la iglesia de San Emeterio y San Celedonio aparcamos el coche en una zona habilitada para el aparcamiento.
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En el siguiente vídeo podemos ver a vista de pájaro la ruta realizada con algunas fotografías del recorrido.
Para ver una breve crónica de la ruta y el vídeo de la ruta pinchar aquí
Una vez preparados para iniciar la ruta nos dirigimos por una de las calles hacia la carretera por la que habíamos venido en el coche y justo en frente del desvió que tomamos a nuestra derecha para ir hacia la iglesia, hay otro desvío a mano izquierda que nos dirige hacia unas casitas.
Al llegar a unas casas cogemos el desvío a la derecha. Hay que tener en cuenta que en estos primeros tramos es fácil confundirse, ya que hay muchos desvíos. Lo único que hay que tener en cuenta es que tenemos que ir ganando altura hacia el gran macizo que tenemos en frente de nosotros, la Peña de Gibaja.
Al poco de atravesar estas casas encontramos otro desvío el cual se dirige hacia la izquierda por una pista algo más pindia y que se encuentra hormigonada, desapareciendo la cómoda carretera que habíamos cogido en el inicio del recorrido.
A los cinco minutos del anterior desvío volvemos a encontrar otro, esta vez a mano derecha, que lleva hacia una nueva pendiente, cada vez más pronunciadas, sin ser todavía muy duras.
Después de este último desvío seguimos ascendiendo hasta que al cabo de unos pocos minutos llegamos a la última de las cabañas, junto con un cerrado para los caballos en la que cogemos el desvío que se dirige hacia la izquierda.
Justo detrás de esta última cabaña que vimos en el ascenso se encontraban los farallones de Peña Gibaja. Este inicio del recorrido con tantos cruces de pistas es bastante lioso. Para no perderse lo que hay que hacer es a pesar de los rodeos es dirigirse en dirección este, la clave está en ir ganando constantemente altura hasta situarse al pie de la muralla de Peña Gibaja, la cual dejaremos a nuestra izquierda. En menos de cinco minutos llegaremos a uno de los últimos desvíos que cogeremos a mano derecha dejando la pista asfaltada y hormigonada y pasando a sendero empedrado.
En este ascenso ya llegamos a una pista que nos dirige hacia el interior de un bosque de eucaliptos, el cual atravesaremos.
Continuamos ascendiendo ligeramente y nos dirigimos hacia las faldas de la Peña Gibaja, en la zona de Punta Ladillo, donde tuvimos que atravesar varios pedregales que cruzaban el sendero.
Después de atravesar una zona de pedregales llegamos a un saliente desde el que teníamos una magnífica vista del famoso Pico San Vicente, al cual ya ascendimos en una ocasión y a cuyos pies se encuentra el pueblo de Ramales de la Victoria. También se distinguía la Sierra de Hornijo, la Peña del Mazo, así como la Peña del Moro, la cual también ascendimos en otra ocasión.
Continuamos caminando siguiendo los hitos que nos encontrábamos por el camino y que suponíamos que nos dirigían hacia el Pico del Carlista, primero por unos senderos muy estrechos que circulaban por las faldas de las montañas.
En los bordes de los caminos nos encontrábamos algunas cavidades que parecían muy profundas y en las que tenías que tener cuidado de no caer en ellas, algunas de esas cavidades eran como las de la siguiente foto, la cual no era peligrosa, pero si parecía tener bastante cavidad.
Al cabo de una hora y media ya casi nos encontrábamos en las faldas de la Peñas de Ranero y tuvimos que atravesar un pequeño bosque de encinas que actualmente se encontraba cubierto de musgo y que parecía una zona de cuentos de gnomos.
Era un bosque en el que se podía ver cómo algunos árboles salían de entre las rocas calizas, sin apenas tierra en la cual sustentarse.
Llegó un momento en el que el sendero se difuminó y no se distinguía claramente, pero siguiendo nuestro instinto y sin cambiar el rumbo conseguimos encontrar de nuevo otras marcas.
Continuamos caminando siguiendo las marcas blancas y amarillas que indican un PR (Pequeño Recorrido) hasta que llegamos a un hermoso y frondoso tejo que se encontraba a los pies de lo que creíamos que era el Picón del Carlista (aunque luego no fue así)
Sin pensarlo dos veces nos dirigimos, buscando un camino lo más seguro posible a la cima que teníamos más cercana y la cual pensábamos que era el Picón del Carlista. El ascenso fue bastante complicado y en más de una ocasión tuvimos que echar las manos para poder salvar algún pequeño ascenso. El ascenso fue durillo pero las vistas desde arriba eran impresionantes.
Una vez en la cima no pudimos estar mucho tiempo ya que el viento arriba era muy fuerte y apenas nos podíamos mantener en pie. Así todo tuve tiempo para hacer una foto a un gran hoyo que había junto a la cima.
En vista de que este no era el Picón del Carlista, decidimos bajar de nuevo hacia el tejo y después de buscar durante un rato volvimos a encontrar los hitos que nos indicaban el camino correcto. Siguiendo este camino llegamos a un punto que teníamos que hacer casi un giro completo, cambiando el rumbo totalmente y desde el que volvíamos a tener una magnífica vista del Pico de San Vicente.
Al hacer este cambio total en el rumbo nos encontramos a nuestra izquierda la cima del Picón del Carlista, que no destaca por su altura, ya que todas las cimas de los alrededores son de una altitud similar, rondan los 700 m., sino por constituir el límite de los municipios cántabros de Ramales de la Victoria y Rasines con el vizcaíno de Carranza. Las Peñas de Ranero, no obstante, se conocen por ser una de las zonas de mayor interés geológico de Cantabria. Sin temor a equivocarnos podemos decir que el Picón del Carlista alberga una de las cavidades mayores del mundo, la llamada Torca del Carlista, una inmensa sala subterránea de 487 metros de larga, 287 de ancha y 97 de altura, que podría albergar cuatro campos de fútbol.
El Picón recibe su nombre de las guerras carlistas, una de cuyas batallas tuvo lugar muy cerca de allí en el pueblo de Ramales, llamado de la Victoria, título otorgado por la reina gobernadora María Cristina, en reconocimiento al haberse impuesto las tropas del General Espartero, liberal, a las del general Maroto, carlista, en el citado municipio, impidiendo el avance de los carlistas por el norte del país , en el año 1839. En esta ocasión decidimos no ascender hasta la cima y lo único que hicimos fue bordearla.
Continuamos caminando hasta que llegamos a un collado, en concreto en el Portillo de Ranero, lugar en el que encontramos una señal con las diferentes rutas que se podían seguir. En este punto ya decidimos que no podíamos seguir hasta nuestro inicial destino en la Ermita de las Nieves, ya que parecía muy largo y por terreno muy kárstico y por tanto dificultoso de caminar.
Las vistas desde este collado eran impresionantes, ya que se podía ver la zona de Santoña y de Laredo con el mar Cantábrico al fondo.
A partir de este momento decidimos buscar un sendero que nos dirigiese hacia Rasines para luego regresar hacia Gibaja. Por esa razón ahora nos tocaba ir en ligero descenso hasta nuestro siguiente destino. Para ello íbamos por una zona de monte bajo
En este descenso nos encontramos un sendero algo embarrado y que dificultaba la bajada ya que resbalaba un poco, pero que iba por un entorno muy bonito en el que pudimos ver hasta una especie de lianas.
Por el camino de descenso, después de atravesar el bosque nos encontramos con un runner que estaba haciendo trail y que nos dijo que nos dirigiéramos hacia la cantera La Balsa. En primer lugar nos encontramos una señal que nos dirigía hacia La balconada del Cerro.
Y luego ya encontramos otra señal que nos dirigía hacia la cantera, así que eso es lo que hicimos.
Por este sendero pasamos junto a una cabaña, la cual dejamos a nuestra derecha siguiendo el sendero claramente marcado.
Al final del sendero llegamos a una pista hormigonada y nos dirigimos hacia abajo en dirección hacia la cantera
Bajando por esta pista asfaltada encontramos una nueva señal que nos dirigía hacia el mirado de la cantera y nos pareció un magnífico sitio en el que parar a comer, así que para allá nos dirigimos.
Desde el mirador de la cantera se tenían unas magníficas vistas de toda la mies de Rasines y al acabar de comer iniciamos el camino hacia nuestro destino final en Gibaja.
Al salir del lugar en el que paramos a comer pasamos previamente por el lavadero de la cantera, el cual se encontraba justo al lado de la pista por la que habíamos bajado.
El lavadero se encuentra enfrente de la cantera de Helguera. Se encuentra ligeramente elevado, para permitir la acumulación de materiales de desecho en la parte más baja. El material extraído de la cantera era transportado hasta este punto mediante carretillas, para a continuación ser seleccionado, triturado y cribado. A continuación se ponía a remojo, al objeto de depurarlo de arcillas, tierras y material orgánico y concentrar el máximo de mineral. Una vez lavado y separad el mineral del resto de impurezas, se pasaba a una segunda fase de concentración mediante la calcinación o tostado. Para ello próximo a los lavaderos se situaba la fragua, donde se calcinaba el mineral. Así que nos dirigimos por un sendero hasta que llegamos a un punto en el que no se podía seguir por la maleza y retrocedimos hasta la fragua, por donde bajamos en busca de otro sendero más limpio.
Junto a este horno o fragua, se encontraba un letrero explicativo del uso que se había dado a este horno de casi 9 metros de altura y un diámetro de 3,5 metros en la base y 2,5 en la boca superior.
Una vez que encontramos el sendero junto al horno, lo seguimos en dirección hacia Gibaja. Al pasar cerca de la Mies de Rasines pudimos contemplar lo que debía ser una gran plantación de arándanos.
Después de pasar por cerca de eta plantación continuamos por el sendero con constantes subidas y bajadas, pero siempre siguiendo el mismo rumbo en dirección sureste hacia Gibaja.
Al cabo de un tiempo llegamos a una carretera de acceso a unas cabañas y al llegar a un cruce de carreteras giramos hacia la derecha en dirección al pueblo, hasta que ya tuvimos una vista a lo lejos del pueblo con la iglesia de San Emeterio y San Celedonio, junto a la que habíamos dejado aparcado uno de los coches.
Después de aproximadamente 17,5 km y unas 7 horas de caminata llegamos al pueblo. Allí estiramos un poco y nos dirigimos a coger el coche e ir a tomar algo al pueblo de Ampuero, lugar donde habíamos dejado aparcado el otro coche. No descartamos volver a hacer esta ruta, pero esta vez con el camino más claro y ascendiendo al Picón del Carlista.
Para ver la ruta en Wikiloc pinchar sobre la imagen.
Curva de altura en función del tiempo de marcha.
Ruta circular Gibaja – Picón del Carlista – Gibaja | |
Distancia Total | Ruta circular de 17,65 km. |
Duración Total | El recorrido lo hicimos en siete horas y once minutos minutos, y estaríamos parados aproximadamente media hora para comer. |
Dificultad | La ruta es de nivel moderado, con algunos tramos complicados por ser zona kárstica. |
Desnivel | El desnivel es de aproximadamente 650 m. con un desnivel acumulado de unos 1146 m. |
Tipo de camino | Todo el camino fue pistas, camberas, senderos y campo a través. |
Agua potable | Sólo encontramos agua en las cercanías de las cabañas. |
Época recomendada | Recomendable en cualquier época del año, siempre y cuando no haya ni nieve, ni niebla. |
Cartografía y Bibliografía | Hoja 60-I (Ramales de la Victoria) a escala 1:25.000 del Instituto Geográfico Nacional. |
Track GPS | Enlace a track para GPS en Wikiloc |
Gracias por toda la información …. solo un pequeño matiz histórico, la batalla entre isabelinos y carlistas fue en 1838, un siglo antes
salud y buenas rutas ____________ Luis Cuena Barrón M: 606 906 997 Skype & Zoom: lcuena @LCuena
Muchas gracias Luis.
Ya está corregido. He visto que la batalla de Ramales fue una batalla de la primera guerra carlista sucedida entre los días 17 de abril y 12 de mayo de 1839 en la localidad cántabra de Ramales de la Victoria (llamada así por esta batalla)