El sábado 22 de Mayo nos juntamos seis senderistas para hacer uso de nuestro bono-ruta mensual. En esta ocasión nos decidimos por hacer una de las rutas más conocidas de Cantabria, además de ser una de las más bellas, ya que se pasa por uno de los mejores hayedos de toda España. Es la ruta que sube a los puertos de Sejos, lugar donde tradicionalmente se subía a pastar desde la primavera hasta la llegada del invierno al ganado de la zona de Cabuérniga, Polaciones y Campoo.
Para subir a los puertos de Sejos hay varias opciones, se puede subir desde La venta de Tajahierro, desde Uznayo, desde Puente Pumar, desde Soto pasando por el Collado de Rumaceo, desde el Pozo del Amo, desde Haya Cruzá, etc. Nosotros eligimos esta última ya que parecía ser una de las rutas más bellas para acceder a Sejos, aparte de ser uno de los caminos tradicionales para la subida del ganado Cabuérnigo.
En esta ocasión pudimos contemplar la subida del ganado a los pastos, ya que en la carretera de ascenso hacia nuestro destino nos encontramos con tres o cuatro cabañas de ganado. Hablando con uno de los ganaderos nos dijo que ya tenían que haber subido a los pastos hace tiempo, pero que la semana anterior todavía había nieve y por eso no habían subido todavía.
Para descargar el track para GPS desde Wikiloc pinchar aqui: (hay que registrarse en Wikiloc)
La ruta se inicia al poco de comenzar a subir el puerto de Palombera, pasando el pueblo de Saja, poco después de la curva conocida con el nombre de Puente de Pozo del Amo. A medio kilómetro de esta curva nos encontramos un entrante en la carretera donde hay un aparcamiento para los coches.
En este aparcamiento, además de dejar los dos coches, nos pusimos las botas, preparamos nuestras mochilas, nos pusimos crema para el sol, ya que el día nos salió, según palabras de uno de los senderistas, «espectacular» y nos hicimos la foto de inicio de ruta todo el grupo.
Un poco antes de llegar al aparcamiento es donde empieza la ruta. En este punto nos encontramos un cartel indicador de una ruta algo más larga y que llega hasta Puente Pumar, ruta en la que es necesario que alguien te vaya a buscar en otro coche, ya que para hacerla de ida y vuelta es excesivamente larga. La mayor parte de nuestra ruta coincide con ella, aproximadamente hasta la mitad de esta ruta, en concreto hasta el collado del Hitón. Ya que en este punto nosotros nos dirigiríamos hacia el ascenso al cueto de la Concilla (1.922 m.)
El camino comienza en una pista con un firme bien cimentado a base de grava y se inicia con un ligero ascenso. A los pocos metros de comenzar hay un desvío y nosotros tomamos el ramal de la derecha que es el que sigue la pista principal. En esta zona se agradecía la sombra que nos daban los árboles, ya que, aunque eran sólo las las 9:30 horas el sol ya calentaba bastante. En la mayor parte del recorrido vamos protegidos del sol bajo las copas de las hayas, robles, fresnos y avellanos.
Al poco rato de ir andando por esta cómoda pista nos encontramos un árbol, que podría ser el que dé nombre al inicio de la ruta, el Haya Cruzá. Se trata de un haya de gran porte en el que el tronco hace una curva bastante imposible y de difícil explicación. Aprovechamos para hacer unas fotos de este árbol tan singular.
Aunque no tan espectacular como el haya anterior, ni tan viejo, ni tan grande, nos volvimos a cruzar con otro haya que también tenía una forma semejante al haya Cruzá.
Durante todo este primer tramo vamos oyendo, a nuestra mano derecha, el ruido que produce el río Saja, el cual baja con un caudal de agua muy importante debido principalmente a la nieve que se está deshaciendo de las montañas de los alrededores. Nos cruzamos con varias cascadas que además de ruidosas daban una sensación de frescor en el ambiente. Una de esas cascadas, la cual no llegamos a ver, da origen al Pozo del Amo. Desde la pista se veían varias de ellas, cascada y su poza correspondiente, la cual invitaba al baño.
Al cabo de aproximadamente media hora de fácil camino, llegamos a un lugar en el que se unen los dos ríos principales de Sejos: el Bijoz, que baja por la canal del Infierno y el Saja (que en este tramo alto lo llaman Río Cureñas), que baja del canal del Diablo. A este punto se le conoce con el nombre de Tramburríos o Tramborríos, al cual se llega después de bajar una pequeña cuesta, atravesando primero un puente que pasa sobre el río Bijoz.
Nada más pasado este puente, nos encontramos otro puente, este ya de hormigón, que cruza sobre el río Saja y que nos dirige hacia el Pozo del Amo y a una cueva artificial (parte de un proyecto, no acabado, que hubo hace años para construir un canal desde aquí hasta la Cueva del Poyo, la cual encuentra en la parte media del río Saja).
A partir de este punto la pista ya se transforma en un camino, no tan bien cimentado y se inicia una larga subida llenas de zig-zags, conocida con el nombre de «Los tornos», para ir salvando el ascenso de la forma menos cansada posible. Al igual que antes, durante este tramo abundan las Hayas, las cuales están acompañadas de avellanos, acebos, robles, serbales y sauces. Algunas veces entre los árboles aparecen unas rocas con unas formas extrañas que nos llaman la atención.
En algunos tramos el camino se va haciendo bastante más incómodo, ya que nos le encontramos bastante encharcado, con arroyos que lo atraviesan y con abundantes piedras que dificultan algo el camino.
También entre las hayas y los robles pudimos ver como, aún estando a finales de Mayo, todavía las cimas de las montañas estaban con nieve y eso que no se encontraban a excesiva altura.
Al cabo de aproximadamente hora y media de iniciar nuestro recorrido ya pudimos ver a lo lejos, lo que parecía ser y al final fue, nuestro objetivo final de la ruta, el cueto de la Concilla, teniendo en un plano anterior los Molinucos del Diablo.
Aquí, al borde del camino, nos encontramos una extraña «construcción» formada por conglomerado de cantos de río. Este tipo de piedra nos lo volveríamos a encontra más adelante al llegar a sejos en la llamada braña de Cantones o Los Cantos de la Borrica.
Nada más pasar esta extraña «construcción», que incluso podría valer para protegerse de la lluvia, aparecieron ante nosotros unas altas peñas de color rojizo colocadas en extraño equilibrio unas sobre otras y conocidas con el nombre de los Molinucos del Diablo.
En la anterior fotografía, desde la posición en la que estabamos, no se podía apreciar bien el perfil de esta construcción, pero un poco más adelante pudimos ver una de las fotos más típicas de los Molinucos del Diablo, en la que si se puede apreciar ese equilibrio de las peñas.
Cuando ya llevabamos aproximadamente dos horas andando, nos ibamos acercando al fondo de la canal y veíamos ya el final del bosque, del que salimos por una senda de barro y piedras, llegando a la Braña de Cureñas. En este punto, el sendero llega al río Cureñas (río Saja), el cual hay que atravesar, llegando uno de los tramos que más se nos complico de toda la ruta, no por que fuese complicado, sino por que le hicimos complicado. Este punto era el único en que se podía atravesar el río, ya que más abajo estaba lleno de grandes torrenteras y más arriba era de complicado ascenso, ya que estaba cubierto de una zona de densas escobas. Hace años en este punto existía un puente de madera, del que hemos visto alguna fotografía, que debió de ser arrastrado por el torrente de agua.
Este paso se nos complicó ya que había bastante cantidad de agua y era prácticamente imposible, y sobre todo peligroso, pasar por encima de las rocas sin descalzarse. Pero por lo menos nos hizo aprender algo y es que cuando se atraviesa un río descalzo, nunca se deben tirar ni las botas ni las mochilas a la otra orilla, ya que puede suceder lo que nos pasó a varios de nosotros, que las botas o la mochila no lleguen a su destino y tengas que hacer el resto del recorrido descalzo, menos mal que las pudimos recuperar. Otra cosa que aprendimos es que las botas y las mochilas flotan perfectamente (las botas incluso navegan) y prácticamente no se mojan por dentro. Seguramente que este tramo un poco más avanzada la primavera, sería de muy fácil paso, ya que no habría nieve y por tanto el río bajaría con mucha menos cantidad de agua. Bueno por lo menos sirvió para aprender y echarnos unas risas, aunque podían haber sido llantos.
Entrando por la Canal del Hitón encontramos las verdes brañas de la Robleda y de la Guariza, donde quedan restos de unas cabañas y empezamos a ver el primer ganado que pasta en estas brañas.
Continuando nuestra ruta seguimos el curso de un arroyo e iniciamos un ascenso através de una cuesta de pasto y escobas, llegando a la braña de los Cantones o también conocida con el nombre de Los Cantos de la Borrica. Esta zona está llena de grandes peñascos de cantos de río conglomerados y de hay le viene el nombre a esta braña.
Entre todos estos grandes peñascos o cantos, cabe destacar uno por su gran tamaño y por que lleva adosado a él una cabaña, la Cabaña de Valle.
Aquí aprovechamos para refrescarnos un poco en la fuente que hay en la cabaña, descansar un poco y observar nuestro objetivo final, el Cueto de la Concilla (1.922 m), el cual desde este punto nos parecía totalmente inaccesible, por lo menos para nosotros.
Luego decidimos intentar el ascenso, para lo cual iniciamos una ligera subida hacia el collado de Sejos (Portillo de Valle), donde hay una encrucijada de caminos que vienen muy bien indicados, uno va hacia Uznayo, otra hacia Puente Pumar y otra regresa hacia la venta Tajahierro. En el portillo de Valle hay varios carteles indicadores de las diferentes rutas. Nosotros seguimos subiendo hasta el Collado de Hitón o de Peña Jincá donde pudimos ver una señalización marcando las diferentes rutas.
Justo junto a esta señalización pudimos ver dos cosas curiosas, la primera de ellas unos menhires prehistóricos que se se encuentran tumbados en el suelo.
Pero lo que más nos llamó la atención fue un menhir un poco especial y que se le conoce con el nombre de piedra Jincá, se trata de un Menhir que se encuentra medio caído, siendo lo más llamativo el que se encuentra justo en la división de las dos mancomunidades (no se respeta nada).
Aquí es donde comienza realmente lo más duro de toda la ruta, el ascenso a el Cueto de la Concilla, aunque desde aquí nos parecía más accesible que desde la cabaña. También nos animó elecho de que vimos que bajaban otros dos senderistas desde la cima. Nos llenamos de valor y comenzamos a ascender, era un desnivel de 400 metros pero en muy poco recorrido. El ascenso se hacía todo el rato siguiendo el vallado que separaba las dos mancomunidades.
A mitad de la subida decidimos parar a refrescarnos, descansar un poco y dejar las mochilas, continuando el ascenso con sólo una mochila, para llevar líquidos, que nos turnamos. Al final, después de pasar por una zona de grandes piedras y de algún tramo de nieve llegamos a la cumbre en la cual había un buzón de acero inoxidable que indicaba la cumbre. Al final lo conseguimos.
Aquí aprovechamos para hacernos una foto del grupo que logró el ascenso con las montañas de Alto Campoo al fondo. La verdad que mereció la pena el ascenso.
Además también aprovechamos para hacer una fotografía de 360º desde este punto. la verdad que las vistas eran «espectaculares», según palabras de uno de los senderistas. Para ver la panorámica de 360º pinchar en la imagen.
El descenso tampoco fue muy sencillo, sobre todo para uno de los senderistas que se produjo una lesión en la rodilla y que le costó bastante bajar.
Al final bajamos hasta la cabaña de Valle, donde se encontraba uno de los senderistas que decidió no subir a la cumbre y aprovechamos para comer, comentar las vistas desde la cima y poner un poco de nieve en la rodilla de nuestro herido. Después de comer iniciamos el descenso por el mismo camino que habíamos utilizado para subir. En el descenso nos hicimos una foto del grupo en Tramburríos.
Después de hacer esta foto continuamos bajando hacia el punto de partida, viendo algo que creo que no debería suceder nunca, siempre y cuando la gente fuese consciente de todo lo que se puede destruir en un momento. Vimos un incendio en lo alto del monte, justo encima del Pozo del Amo. El fuego parecía extenderse rápidamente debido al viento, por lo que decidimos llamar al 112 para avisar de dicho incendio. Es una pena que sucedan estas cosas.
Para ver la imagen en Google Maps pinchar en la imagen:
Curva de altura en función del tiempo de marcha.
Haya Cruzá – Sejos – Cueto de la Concilla | |
Distancia Total | 24,5 km. Es una ruta de ida y vuelta por el mismo sitio. |
Duración Total | La ruta la hicimos en 9 horas, utilizando tres cuartos de hora para comer. |
Dificultad | Alta. La principal dificultad es la larga distancia, así como el ascenso al Cueto de la Concilla. |
Desnivel | Hay un desnivel de unos 1300 metros. La salida está a 650 m. y el Cueto de la Concilla a 1.922 m. |
Tipo de camino | La mayor parte del camino es por pista, salvo el tramo final que va por campo a través al igual que el ascenso al cueto. |
Agua potable | Hay varios puntos para tomar agua, además el río está al lado. En los Cantos de la Borrica hay una fuente. |
Época recomendada | Mayo a Octubre, después de que haya desaparecido la nieve en la cumbre. |
Cartografía y Bibliografía | Hoja 82-II Los Tojos a escala 1:25.000 del Instituto Geográfico Nacional. |
Track GPS | Enlace a track para GPS en Wikiloc |
Para ver el vídeo de la ruta realizada pinchar en el enlace. Video ruta.
Muy bonito el recorrido y muy bien explicado. Yo hice esta ruta con mi mujer el año pasado y nos encantó. Nosotros nos quedamos en las praderías de Sejos, pero a mi me quedó la intención de un día volver para subir hasta el Cueto.
He descubierto este blog hace algún tiempo por casualidad y me encanta. Lo suelo seguir con asiduidad y espero que sigais metiendo entradas.
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