El fin de semana del 19 al 21 de Junio nos fuimos, con un grupo bastante numeroso de amigos a pasar un fin de semana en el bonito pueblo Cántabro de Tresviso. Durante este fin de semana teníamos organizadas una serie de cosas, entre las que no podía faltar una preciosa ruta de senderismo, que al final, se convirtió en alguna más.
Tresviso es conocido por varias cosas, primero por sus famosos quesos de denominación de origen Bejes-Tresviso y en segundo lugar por la impresionante nevada que tuvo que soportar este invierno pasado y lo que hizo que estuviese incomunicado durante bastantes días. Aquí os dejo un vídeo de esos días para que os hagáis una idea de lo impresionante de la nevada y de lo llamativo del pueblo.
Para llegar a Tresviso nos desplazamos desde Santander carretera a Oviedo y al llegar a Unquera nos dirigimos dirección a Panes, Arenas de Cabrales, Poncebos, Sotres y ya desde allí por una estrecha y pindia carretera de montaña hacia Tresviso. La primera imagen de la llegada al pueblo fue impresionante.
Comenzamos con el alojamiento de las casi cincuenta personas que componíamos el grupo entre adultos y niños. Unos se alojaron en el único hotel del pueblo, los niños en un pequeño pajar bajo el hotel y otro grupo en el albergue que gestiona el gobierno de Cantabria en este pueblo. La verdad que el albergue dejaba mucho que desear, baños no muy limpios, humedades en las paredes, goteras en la cocina, problemas de luz por la noche, pero bueno al final sirvió para lo que deseábamos, pasar la noche.
Como en la habitación donde me alojé con mi mujer en el albergue no tenía ni contraventanas, ni cortinas, ni persianas, pues a las seis de la mañana ya estaba arriba y como no sabía que hacer me cogí a mi perro Otto y me fui a dar un paseo matutino. Para ello me dirigí hacia el final del pueblo, donde se encuentra el punto final de la ruta que sube desde Urdón a Tresviso y por la que se han realizado ya dos trails. La primera imagen que tuve del día fue muy semejante a la que nos despidió la noche anterior.
Me dirigí por esa pista, donde hay un magnífico mirador, con una mesa y unos bancos, desde la que se veían todas las montañas de los alrededores. Incluso desde este camino se podía ver nuestro objetivo para la ruta que teníamos planeada para realizar unas horas después.
Comencé a descender por esa pista que se dirige hacia Urdón, primero, en su comienzo era un paseo muy cómodo, después del mirador ya se convirtió en un sendero empedrado por el que parece mentira que puedan subir corriendo. Al poco de empezar a ir por esta pista me encontré la primera bajada, la cual sólo pensar que luego tenía que subirla, me hizo pensar en darme la vuelta, ya que no tenía mucho tiempo para andar, pero al final me decidí a bajar.
Cuando ya estaba casi abajo vi la primera imagen que hizo que mereciese la pena haber madrugado un poco. En mitad del sendero se encontraba una venada que paseaba tranquilamente, hasta que me sintió y se fue corriendo vaguada a bajo hacia los árboles.
Esto me animó a seguir bajando y al caminar por este sendero pude contemplar, justamente en frente, la pista que hace varios años circulamos para hacer una ruta desde Bejes hasta la Caseta de Ándara. Esta ruta coincide en una gran parte de su recorrido con la que haríamos un poco más tarde.
Después pude ver la segunda imagen que hizo que mereciese la pena hacer este paseo matutino, un hermoso y gran buitre posando para una foto sobre una roca.
Continué descendiendo hasta llegar a un punto que se conoce con el nombre de Balcón de Pilatos, desde el que se puede apreciar la dureza del ascenso, y eso que esta es una de las zonas de subida, que según me dijeron un poco más abajo hay otra zona más pindia.
Una vez en este punto bajé un poco más, hasta los primeros zig-zags y viendo la hora decidí regresar otra vez hacia Tresviso para desayunar. En la subida pude ver el objetivo que un par de senderistas, entre los que lógicamente me encuentro, conseguimos, la Pica del Macondíu.
Una vez en Tresviso, fui a desayunar con el resto de los senderistas y después cogimos los coches para dirigirnos al punto de salida. Este punto se encuentra en un aparcamiento junto a la carretera que une Sotres con Tresviso y que se conoce con el nombre del Jito de Escarandi.
Aquí dejamos los coches, pero recomiendo a la gente que aparque en este sitio que tenga la precaución de dejar los coches separados unos de otros y con los espejos retrovisores recogidos, por qué, pues porque las vacas que allí estaban pastando no tienen otro entretenimiento que arrascarse con los espejos retrovisores y pasar entre los coches rozando sus cuernos y rayando los coches. resultado final, dos coches con los espejos de retrovisores rotos y cuatro coches con la pintura rayada.
Para descargar el track para GPS desde Wikiloc pinchar aquí: (hay que registrarse en Wikiloc)
Una vez preparado todo lo necesario nos pusimos a caminar. Existían dos posibilidades, empezar descendiendo hacia Vao de Lobos, o ascendiendo hacia el Casetón de Ándara. Nos decidimos por la primera opción, para ello cogimos una pista que se encuentra al final del aparcamiento y en al que se inicia un ligero descenso.
La pista estaba bastante empedrada, pero era muy cómoda, sobre todo haciéndola en descenso. Nada más comenzar este ligero descenso pasamos junto a uno de los varios invernales que encontramos en el camino. Aquí se inicia un rápido descenso hasta internarse en la parte baja del hayedo de La Corta, y más adelante en el monte de Valdediezma, de alto valor ecológico.
Aquí la ruta no tiene pérdida y es cómoda. Pronto sorprende con encantadores rincones que el camino minero fue conquistando a la dura caliza, que asoma mostrando agudas formas rocosas asomando entre un paisaje kárstico en el que las hayas achaparradas crean un ambiente de cuento de hadas.
Se van dejando todos los pequeños ramales y senderos que salen a derecha e izquierda, siguiendo siempre por la arteria principal, que pronto va a dejarse ver en toda su longitud, dando noción de la sabiduría de estos antiguos trazadores de caminos, que realizaron obras como ésta, de una singularidad y desenvoltura fuera de lo normal.
En el fondo del valle, en las pocas zonas de praderas veremos alguna majada como la Cerezal y La Llama.
Ya casi llegando a la bifurcación del Vao de los Lobos nos encontramos un desvío que se dirigía a la majada del Cerezal y de La Llama. Continuando por la pista nos dirigíamos al cruce entre la pista que sube desde Bejes y por la que veníamos nosotros. Algunos niños en vez de hacer el recorrido por la pista se fueron campo a través.
Ahora comenzó lo que para muchos de los senderistas fue lo más duro de todo el recorrido, el ascenso desde Vao de Lobos hasta la base del Macondíu. La verdad que no era tan duro como ellos decían, pero como no están muy acostumbrados a andar por el monte, se les hizo bastante duro.
Nos adentramos por la pista que se dirigía hacia el hayedo del monte La llama, en el cual se notaba que hacía tiempo había sido arrasado totalmente para el uso en los hornos y que posteriormente había sido repoblado ya que los árboles que hay en este hayedo son bastante jóvenes con sus finos troncos.
Al cabo de media hora de camino salíamos de este hayedo y entramos en una zona de matorrales de enebro que se abrazan a las rocas calizas, dejando ver ahora con más claridad algunas cumbres del macizo; la más evidente es la Pica del Macondíu que se yergue solemne al frente del trayecto.
En la siguiente imagen se puede ver, al fondo, las dos majadas, la del Cerezal y de La Llama que habíamos dejado anteriormente a mano izquierda.
Ya quedaba poco para llegar a la parte superior del recorrido en la base del Macondíu. Desde aquí se veía la pista por la que subían el resto de los senderistas y se podía contemplar parte de la última zona del recorrido.
Una vez en la parte superior paramos a hacer un pequeño descanso. En este punto existen dos posibilidades, la primera de ella, la que tomamos, es bordear la base del Macondíu por su cara norte hasta llegar al Casetón de Ándara, la segunda es la que utilizamos la otra vez ya que el camino que escogimos esta vez estaba totalmente cubierto de nieve.
Después de este descanso continuamos por la pista que circula por la cara norte del Macondíu hasta llegar al refugio de Ándara, donde aunque la mayoría de la gente no se lo creía hay un pequeño bar donde pudimos refrescarnos un poco y aunque la bebida no estaba fría, había nieve para enfriarla, así que eso es lo que hicimos. Aquí aprovechamos para comer. Este refugio, enclavado sobre un montículo pedregoso, ocupa el casetón, remodelado de las antiguas instalaciones mineras de la empresa Mazarrasa, y hoy constituye un buen punto para la reposición de fuerzas y el ataque de nuevas rutas. Tiene guarda en verano y algunos fines de semana de primavera, aunque siempre está abierto para recibir a todo aquel que respetuosamente haga uso de sus instalaciones.
Una vez que acabamos de comer, los niños bajaron a ver la entrada a la antigua mina de Ándara, en la cual se extraía blenda, la cual luego se transportaba mediante carros de bueyes hacia los puertos de Suances y Santander.
Mi amigo Carlos y yo aprovechamos para intentar el ascenso al Macondíu, el cual en la anterior vez que vinimos nos fue imposible por la gran cantidad de nieve y hielo que tenía. Así que nos dirigimos por un senderillo empedrado que se encontraba detrás del Casetón y que se dirigía hacia el Collado de Ándara, para una vez allí iniciar el ascenso al Macondíu siguiendo los hitos que íbamos viendo, y al final nuestra recompensa final, «Estás más cerca del cielo», según rezaba en el buzón de la cima.
Desde allí aprovechamos para hacer una panorámica de 360º, y desde la que se podían ver todos los montes de los alrededores. Pinchar en la imagen para ver la panorámica a pantalla completa.
También aprovechamos para hacernos uno de los famosos selfies que se hace ahora todo el mundo.
Una vez que ya descendimos de la cima iniciamos el camino de descenso hacia el aparcamiento por el canal de la Jazuca. Esta pista es bastante cómoda y por la cual pueden subir todoterrenos hasta cerca del Casetón de Ándara.
Desde esta pista se tenía una magnífica vista de la cima del Macondíu, así como del camino que habíamos seguido por su lado norte.
Ya estábamos llegando al final de nuestro camino y se podía ver la majada de Jazuca.
Al final ya pudimos ver los coches aparcados en el Hoyo del Tejo en la zona del Jito de Escarandi.
Una vez en el aparcamiento pudimos ver los destrozos que había hecho el ganado en nuestros coches y después de repararlos aprovechamos para hacer una foto del grupo.
Aunque en el último tramo, la subida al Macondíu, se me olvidó coger el GPS, ya que lo dejé en la mochila, el resto del recorrido lo grabe en el GPS y se encuentra subido a Wikiloc. Para ver en Wikiloc pinchar en la imagen.
Curva altura-distancia.
Jito Escarandi – Vao de Lobos – Casetón Ándara – Macondíu – Jito de Escarandi | |
Distancia Total | Ruta circular de 18 km, a lo que hay que añadir los 3 km que tuvimos que hacer para ascender a la pica del Macondíu. |
Duración Total | El recorrido lo hicimos en aproximadamente 6 horas y media, teniendo en cuenta que estuvimos parados 1 hora en la comida y en descansos. |
Dificultad | La dificultad fue moderada, sobre tod para gente que no está acostumbrada a andar por el monte |
Desnivel | El desnivel es de aproximadamente 800 m. con un desnivel acumulado de 1.250 m. |
Tipo de camino | Pistas, senderos, camino empedrado. |
Agua potable | Se encuentran un par de fuentes a lo largo del recorrido aunque es recomendable llevar agua fresca, sobre todo en verano. |
Época recomendada | Preferiblemente en primavera avanzada y verano. En otra época habrá zonas cubiertas por nieve. |
Cartografía y Bibliografía | Hoja 56-III y IV a escala 1:25.000 del Instituto Geográfico Nacional. Es recomendable el plano del Macizo central y oriental de los Picos de Europa de la editorial Adrados a escala 1:25.000 |
Track GPS | Enlace a track para GPS en Wikiloc |
Una vez que acabó la ruta nos dirigimos con nuestros coches hacia Tresviso donde aprovechamos para tomar un refresco y ducharnos.
Cuando ya estábamos aseados bajamos al bar donde nos encontramos un grupo de senderistas de Burgos que habían realizado unas rutas, de diferente dificultad, desde Urdón a Tresviso. En una de esas rutas que eligieron, la del canal del agua, al día siguiente hubo un accidente mortal de un senderista que cayó por un precipicio de unos 40 m. Como teníamos que esperar, aproveché, junto a Carlos, para inspeccionar una posible ruta para hacer al día siguiente. La verdad que las vistas eran impresionantes, se veía el Naranjo de Bulnes o Pico Urriello. Pero eso sería al día siguiente.
Al día siguiente por a primera hora de la mañana, hacia las 06:30 horas, cuatro senderistas nos dispusimos a realizar una pequeña ruta de a un monte cercano. No nos molestamos ni en llevar GPS ni mochila ya que se trataba de ascender a una cima que se encontraba al noroeste de Tresviso y que se veía desde el propio pueblo.
Para ello nos dirigimos hacia la entrada del pueblo, donde encontramos una pista asfaltada a mano derecha la cual cogimos para iniciar la ruta.
Iniciamos el ascenso por esta cómoda, pero pindia pista hasta que se convirtió en una pista muy bien hormigonada
Continuamos el ascenso por esta pista hasta que llegamos al final, lugar al que llegamos el día anterior y desde el que se tenía una perfecta vista de Pico Urriello o el Naranjo de Bulnes.
Aquí nos dirigimos hacia un sendero que se encontraba a nuestra derecha y que entraba en una finca en la que había una cabaña.
Continuamos por este sendero y desde este punto había una preciosa vista del pueblo de Tresviso, pero esta vez desde arriba.
Seguimos por este sendero hasta que nos encontramos una tenada para el ganado, la cual dejamos a nuestra izquierda.
Aquí ya no había ni pista, ni sendero, ni referencias, así que lo que hicimos fue iniciar el ascenso por una vaguada en dirección a la cima la cual veíamos a nuestra izquierda.
Una vez que llegamos a la cima, observamos que justo detrás había otra cima más alta, hacia la cual nos dirigimos. Ese resultó ser el punto más alto de todos estos picos y en el había un buzón marcando dicha cima junto con su nombre y altura. Se trataba del cueto de la Cerralosa con sus 1.562 m.
Desde este punto había unas magníficas vistas, por un lado se podía ver parte de la costa de Cantabria, destacando una pequeña isla que debía ser de cerca de Suances.
También se podía ver una gran zona de los Picos de Europa, destacando el Naranjo de Bulnes
Hacia el noroeste se podía ver parte de la costa asturiana y una gran zona cubierta por la niebla que debía ser el cauce del Cares.
Hacia el este se podían ver algunos de los montes a los que ya habíamos ascendido, Mortillano, Peña Rocías, Porracolina, Castro Valnera,…
Y por último también pudimos ver parte de la pista que ascendimos el día anterior y que circulaba por la falda del Macondíu.
Así que aprovechamos para dejar constancia del ascenso con una fotografía del grupo con los Picos de Europa de fondo.
El descenso lo hicimos por el mismo sitio, aunque nos perdimos un poco y en vez de salir por la vaguada que pasaba por la derecha de la tenada, aparecimos por un senderillo a la izquierda de la tenada del ganado.
Así acabamos las rutas de senderismo de este magnífico fin de semana, el cual finalizamos con una visita a una cueva donde se curaban los famosos quesos de Tresviso y posteriormente con una comida en el pueblo de Panes y un paintball con todos los niños, niñas y padres que quisieron participar.