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El fin de semana del 19 al 21 de Junio nos fuimos, con un grupo bastante numeroso de amigos a pasar un fin de semana en el bonito pueblo Cántabro de Tresviso. Durante este fin de semana teníamos organizadas una serie de cosas, entre las que no podía faltar una preciosa ruta de senderismo, que al final, se convirtió en alguna más.

Tresviso es conocido por varias cosas, primero por sus famosos quesos de denominación de origen Bejes-Tresviso y en segundo lugar por la impresionante nevada que tuvo que soportar este invierno pasado y lo que hizo que estuviese incomunicado durante bastantes días. Aquí os dejo un vídeo de esos días para que os hagáis una idea de lo impresionante de la nevada y de lo llamativo del pueblo.

Para llegar a Tresviso nos desplazamos desde Santander carretera a Oviedo y al llegar a Unquera nos dirigimos dirección a Panes, Arenas de Cabrales, Poncebos, Sotres y ya desde allí por una estrecha y pindia carretera de montaña hacia Tresviso. La primera imagen de la llegada al pueblo fue impresionante.

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Mar de niebla sobre Tresviso

Comenzamos con el alojamiento de las casi cincuenta personas que componíamos el grupo entre adultos y niños. Unos se alojaron en el único hotel del pueblo, los niños en un pequeño pajar bajo el hotel y otro grupo en el albergue que gestiona el gobierno de Cantabria en este pueblo. La verdad que el albergue dejaba mucho que desear, baños no muy limpios, humedades en las paredes, goteras en la cocina, problemas de luz por la noche, pero bueno al final sirvió para lo que deseábamos, pasar la noche.

Como en la habitación donde me alojé con mi mujer en el albergue no tenía ni contraventanas, ni cortinas, ni persianas, pues a las seis de la mañana ya estaba arriba y como no sabía que hacer me cogí a mi perro Otto y me fui a dar un paseo matutino. Para ello me dirigí hacia el final del pueblo, donde se encuentra el punto final de la ruta que sube desde Urdón a Tresviso y por la que se han realizado ya dos trails. La primera imagen que tuve del día fue muy semejante a la que nos despidió la noche anterior.

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Amanecer sobre Tresviso

Me dirigí por esa pista, donde hay un magnífico mirador, con una mesa y unos bancos, desde la que se veían todas las montañas de los alrededores. Incluso desde este camino se podía ver nuestro objetivo para la ruta que teníamos planeada para realizar unas horas después.

Por donde iríamos un poco más tarde

Por donde iríamos un poco más tarde

Comencé a descender por esa pista que se dirige hacia Urdón, primero, en su comienzo era un paseo muy cómodo, después del mirador ya se convirtió en un sendero empedrado por el que parece mentira que puedan subir corriendo. Al poco de empezar a ir por esta pista me encontré la primera bajada, la cual sólo pensar que luego tenía que subirla, me hizo pensar en darme la vuelta, ya que no tenía mucho tiempo para andar, pero al final me decidí a bajar.

Primera bajada

Primera bajada

Cuando ya estaba casi abajo vi la primera imagen que hizo que mereciese la pena haber madrugado un poco. En mitad del sendero se encontraba una venada que paseaba tranquilamente, hasta que me sintió y se fue corriendo vaguada a bajo hacia los árboles.

Venada en mitad del sendero

Venada en mitad del sendero

Esto me animó a seguir bajando y al caminar por este sendero pude contemplar, justamente en frente, la pista que hace varios años circulamos para hacer una ruta desde Bejes hasta la Caseta de Ándara. Esta ruta coincide en una gran parte de su recorrido con la que haríamos un poco más tarde.

Pista que asciende desde Bejes

Pista que asciende desde Bejes

Después pude ver la segunda imagen que hizo que mereciese la pena hacer este paseo matutino, un hermoso y gran buitre posando para una foto sobre una roca.

Buitre posando para mi

Buitre posando para mi

Continué descendiendo hasta llegar a un punto que se conoce con el nombre de Balcón de Pilatos, desde el que se puede apreciar la dureza del ascenso, y eso que esta es una de las zonas de subida, que según me dijeron un poco más abajo hay otra zona más pindia.

Vista desde el Balcón de Pilatos

Vista desde el Balcón de Pilatos

Una vez en este punto bajé un poco más, hasta los primeros zig-zags y viendo la hora decidí regresar otra vez hacia Tresviso para desayunar. En la subida pude ver el objetivo que un par de senderistas, entre los que lógicamente me encuentro, conseguimos, la Pica del Macondíu.

Macondíu al fondo

Macondíu al fondo

Una vez en Tresviso, fui a desayunar con el resto de los senderistas y después cogimos los coches para dirigirnos al punto de salida. Este punto se encuentra en un aparcamiento junto a la carretera que une Sotres con Tresviso y que se conoce con el nombre del Jito de Escarandi.

Preparándonos en el Jito de Escarandi

Preparándonos en el Jito de Escarandi

Aquí dejamos los coches, pero recomiendo a la gente que aparque en este sitio que tenga la precaución de dejar los coches separados unos de otros y con los espejos retrovisores recogidos, por qué, pues porque las vacas que allí estaban pastando no tienen otro entretenimiento que arrascarse con los espejos retrovisores y pasar entre los coches rozando sus cuernos y rayando los coches. resultado final, dos coches con los espejos de retrovisores rotos y cuatro coches con la pintura rayada.

Para descargar el track para GPS desde Wikiloc pinchar aquí: (hay que registrarse en Wikiloc)

Una de las vacas que se entretuvieron con nuestros coches

Una de las vacas que se entretuvieron con nuestros coches

Una vez preparado todo lo necesario nos pusimos a caminar. Existían dos posibilidades, empezar descendiendo hacia Vao de Lobos, o ascendiendo hacia el Casetón de Ándara. Nos decidimos por la primera opción, para ello cogimos una pista que se encuentra al final del aparcamiento y en al que se inicia un ligero descenso.

Iniciando el descenso

Iniciando el descenso

La pista estaba bastante empedrada, pero era muy cómoda, sobre todo haciéndola en descenso. Nada más comenzar este ligero descenso pasamos junto a uno de los varios invernales que encontramos en el camino. Aquí se inicia un rápido descenso hasta internarse en la parte baja del hayedo de La Corta, y más adelante en el monte de Valdediezma, de alto valor ecológico.

Por el hayedo de Valdediezma

Por el hayedo de Valdediezma

Aquí la ruta no tiene pérdida y es cómoda. Pronto sorprende con encantadores rincones que el camino minero fue conquistando a la dura caliza, que asoma mostrando agudas formas rocosas asomando entre un paisaje kárstico en el que las hayas achaparradas crean un ambiente de cuento de hadas.

Pista junto a zona kárstika

Pista junto a zona kárstika

Se van dejando todos los pequeños ramales y senderos que salen a derecha e izquierda, siguiendo siempre por la arteria principal, que pronto va a dejarse ver en toda su longitud, dando noción de la sabiduría de estos antiguos trazadores de caminos, que realizaron obras como ésta, de una singularidad y desenvoltura fuera de lo normal.

Tomando un refrigerio los bonoruteros

Tomando un refrigerio los bonoruteros

En el fondo del valle, en las pocas zonas de praderas veremos alguna majada como la Cerezal y La Llama.

Invernales de la Llama y del Cerezal

Invernales de la Llama y del Cerezal

Ya casi llegando a la bifurcación del Vao de los Lobos nos encontramos un desvío que se dirigía a la majada del Cerezal y de La Llama. Continuando por la pista nos dirigíamos al cruce entre la pista que sube desde Bejes y por la que veníamos nosotros. Algunos niños en vez de hacer el recorrido por la pista se fueron campo a través.

Campo a través en Vao de Lobos

Campo a través en Vao de Lobos

Ahora comenzó lo que para muchos de los senderistas fue lo más duro de todo el recorrido, el ascenso desde Vao de Lobos hasta la base del Macondíu. La verdad que no era tan duro como ellos decían, pero como no están muy acostumbrados a andar por el monte, se les hizo bastante duro.

Nos adentramos por la pista que se dirigía hacia el hayedo del monte La llama, en el cual se notaba que hacía tiempo había sido arrasado totalmente para el uso en los hornos y que posteriormente había sido repoblado ya que los árboles que hay en este hayedo son bastante jóvenes con sus finos troncos.

Al cabo de media hora de camino salíamos de este hayedo y entramos en una zona de matorrales de enebro que se abrazan a las rocas calizas, dejando ver ahora con más claridad algunas cumbres del macizo; la más evidente es la Pica del Macondíu que se yergue solemne al frente del trayecto.

En la siguiente imagen se puede ver, al fondo, las dos majadas, la del Cerezal y de La Llama que habíamos dejado anteriormente a mano izquierda.

Vista desde la parte superior de la pista

Vista desde la parte superior de la pista

Ya quedaba poco para llegar a la parte superior del recorrido en la base del Macondíu. Desde aquí se veía la pista por la que subían el resto de los senderistas y se podía contemplar parte de la última zona del recorrido.

Pista de ascenso hacia el Macondíu

Pista de ascenso hacia el Macondíu

Una vez en la parte superior paramos a hacer un pequeño descanso. En este punto existen dos posibilidades, la primera de ella, la que tomamos, es bordear la base del Macondíu por su cara norte hasta llegar al Casetón de Ándara, la segunda es la que utilizamos la otra vez ya que el camino que escogimos esta vez estaba totalmente cubierto de nieve.

En cruce en base del Macondíu

En cruce en base del Macondíu

Después de este descanso continuamos por la pista que circula por la cara norte del Macondíu hasta llegar al refugio de Ándara, donde aunque la mayoría de la gente no se lo creía hay un pequeño bar donde pudimos refrescarnos un poco y aunque la bebida no estaba fría, había nieve para enfriarla, así que eso es lo que hicimos. Aquí aprovechamos para comer. Este refugio, enclavado sobre un montículo pedregoso, ocupa el casetón, remodelado de las antiguas instalaciones mineras de la empresa Mazarrasa, y hoy constituye un buen punto para la reposición de fuerzas y el ataque de nuevas rutas. Tiene guarda en verano y algunos fines de semana de primavera, aunque siempre está abierto para recibir a todo aquel que respetuosamente haga uso de sus instalaciones.

Comiendo en Casetón de Ándara

Comiendo en Casetón de Ándara

Una vez que acabamos de comer, los niños bajaron a ver la entrada a la antigua mina de Ándara, en la cual se extraía blenda, la cual luego se transportaba mediante carros de bueyes hacia los puertos de Suances y Santander.

Bajando hacia la mina de Ándara

Bajando hacia la mina de Ándara

Mi amigo Carlos y yo aprovechamos para intentar el ascenso al Macondíu, el cual en la anterior vez que vinimos nos fue imposible por la gran cantidad de nieve y hielo que tenía. Así que nos dirigimos por un senderillo empedrado que se encontraba detrás del Casetón y que se dirigía hacia el Collado de Ándara, para una vez allí iniciar el ascenso al Macondíu siguiendo los hitos que íbamos viendo, y al final nuestra recompensa final, «Estás más cerca del cielo», según rezaba en el buzón de la cima.

Cima del Macondíu 1.999 m.

Cima del Macondíu 1.999 m.

Desde allí aprovechamos para hacer una panorámica de 360º, y desde la que se podían ver todos los montes de los alrededores. Pinchar en la imagen para ver la panorámica a pantalla completa.

Panorámica desde cima del Macondíu

Panorámica desde cima del Macondíu

También aprovechamos para hacernos uno de los famosos selfies que se hace ahora todo el mundo.

Selfie en cima del Macondíu

Selfie en cima del Macondíu

Una vez que ya descendimos de la cima iniciamos el camino de descenso hacia el aparcamiento por el canal de la Jazuca. Esta pista es bastante cómoda y por la cual pueden subir todoterrenos hasta cerca del Casetón de Ándara.

Pista por el canal de la Jazuca

Pista por el canal de la Jazuca

Desde esta pista se tenía una magnífica vista de la cima del Macondíu, así como del camino que habíamos seguido por su lado norte.

Pica de Macondíu

Pica de Macondíu

Ya estábamos llegando al final de nuestro camino y se podía ver la majada de Jazuca.

Majada de la Jazuca

Majada de la Jazuca

Al final ya pudimos ver los coches aparcados en el Hoyo del Tejo en la zona del Jito de Escarandi.

Aparcamiento en Jito de Escarandi

Aparcamiento en Jito de Escarandi

Una vez en el aparcamiento pudimos ver los destrozos que había hecho el ganado en nuestros coches y después de repararlos aprovechamos para hacer una foto del grupo.

Grupo de senderistas

Grupo de senderistas

Aunque en el último tramo, la subida al Macondíu, se me olvidó coger el GPS, ya que lo dejé en la mochila, el resto del recorrido lo grabe en el GPS y se encuentra subido a Wikiloc. Para ver en Wikiloc pinchar en la imagen.

Ruta en Google Earth

Ruta en Google Earth

Curva altura-distancia.

Curva altura-distancia

Curva altura-distancia

 

Jito Escarandi – Vao de Lobos – Casetón Ándara – Macondíu – Jito de Escarandi 
Distancia Total Ruta circular de 18 km, a lo que hay que añadir los 3 km que tuvimos que hacer para ascender a la pica del Macondíu.
Duración Total El recorrido lo hicimos en aproximadamente 6 horas y media, teniendo en cuenta que estuvimos parados 1 hora en la comida y en descansos.
Dificultad La dificultad fue moderada, sobre tod para gente que no está acostumbrada a andar por el monte
Desnivel El desnivel es de aproximadamente 800 m. con un desnivel acumulado de 1.250 m.
Tipo de camino Pistas, senderos, camino empedrado.
Agua potable Se encuentran un par de fuentes a lo largo del recorrido aunque es recomendable llevar agua fresca, sobre todo en verano.
Época recomendada Preferiblemente en primavera avanzada y verano. En otra época habrá zonas cubiertas por nieve.
Cartografía y Bibliografía Hoja 56-III y IV a escala 1:25.000 del Instituto Geográfico Nacional. Es recomendable el plano del Macizo central y oriental de los Picos de Europa de la editorial Adrados a escala 1:25.000
Track GPS Enlace a track para GPS en Wikiloc

Una vez que acabó la ruta nos dirigimos con nuestros coches hacia Tresviso donde aprovechamos para tomar un refresco y ducharnos.

Cuando ya estábamos aseados bajamos al bar donde nos encontramos un grupo de senderistas de Burgos que habían realizado unas rutas, de diferente dificultad, desde Urdón a Tresviso. En una de esas rutas que eligieron, la del canal del agua, al día siguiente hubo un accidente mortal de un senderista que cayó por un precipicio de unos 40 m. Como teníamos que esperar, aproveché, junto a Carlos, para inspeccionar una posible ruta para hacer al día siguiente. La verdad que las vistas eran impresionantes, se veía el Naranjo de Bulnes o Pico Urriello. Pero eso sería al día siguiente.

Pico Urriello o Naranjo de Bulnes

Pico Urriello o Naranjo de Bulnes

Al día siguiente por a primera hora de la mañana, hacia las 06:30 horas, cuatro senderistas nos dispusimos a realizar una pequeña ruta de a un monte cercano. No nos molestamos ni en llevar GPS ni mochila ya que se trataba de ascender a una cima que se encontraba al noroeste de Tresviso y que se veía desde el propio pueblo.

Cima a la que pretendimos llegar

Cima a la que pretendimos llegar

Para ello nos dirigimos hacia la entrada del pueblo, donde encontramos una pista asfaltada a mano derecha la cual cogimos para iniciar la ruta.

Inicio de la pista

Inicio de la pista

Iniciamos el ascenso por esta cómoda, pero pindia pista hasta que se convirtió en una pista muy bien hormigonada

Pista hormigonada

Pista hormigonada

Continuamos el ascenso por esta pista hasta que llegamos al final, lugar al que llegamos el día anterior y desde el que se tenía una perfecta vista de Pico Urriello o el Naranjo de Bulnes.

Vista desde fin de pista

Vista desde fin de pista

Aquí nos dirigimos hacia un sendero que se encontraba a nuestra derecha y que entraba en una finca en la que había una cabaña.

Sendero hacia cabaña

Sendero hacia cabaña

Continuamos por este sendero y desde este punto había una preciosa vista del pueblo de Tresviso, pero esta vez desde arriba.

Tresviso desde arriba

Tresviso desde arriba

Seguimos por este sendero hasta que nos encontramos una tenada para el ganado, la cual dejamos a nuestra izquierda.

Pasando junto a tenada para el ganado

Sendero junto a tenada para el ganado

Aquí ya no había ni pista, ni sendero, ni referencias, así que lo que hicimos fue iniciar el ascenso por una vaguada en dirección a la cima la cual veíamos a nuestra izquierda.

Cima hacia la que nos dirigíamos

Cima hacia la que nos dirigíamos

Una vez que llegamos a la cima, observamos que justo detrás había otra cima más alta, hacia la cual nos dirigimos. Ese resultó ser el punto más alto de todos estos picos y en el había un buzón marcando dicha cima junto con su nombre y altura. Se trataba del cueto de la Cerralosa con sus 1.562 m.

Cima

Buzón en Cueto de la Cerralosa 1.562 m.

Desde este punto había unas magníficas vistas, por un lado se podía ver parte de la costa de Cantabria, destacando una pequeña isla que debía ser de cerca de Suances.

Costa de Cantabria

Costa de Cantabria

También se podía ver una gran zona de los Picos de Europa, destacando el Naranjo de Bulnes

Naranjo de Bulnes

Naranjo de Bulnes

Hacia el noroeste se podía ver parte de la costa asturiana y una gran zona cubierta por la niebla que debía ser el cauce del Cares.

Ruta del Cares cubierta por la niebla

Ruta del Cares cubierta por la niebla

Hacia el este se podían ver algunos de los montes a los que ya habíamos ascendido, Mortillano, Peña Rocías, Porracolina, Castro Valnera,…

Cimas de Cantabria

Cimas de Cantabria

Y por último también pudimos ver parte de la pista que ascendimos el día anterior y que circulaba por la falda del Macondíu.

Cima del Macondiu

Cima del Macondíu

Así que aprovechamos para dejar constancia del ascenso con una fotografía del grupo con los Picos de Europa de fondo.

Grupo en la cima

Grupo en la cima

El descenso lo hicimos por el mismo sitio, aunque nos perdimos un poco y en vez de salir por la vaguada que pasaba por la derecha de la tenada, aparecimos por un senderillo a la izquierda de la tenada del ganado.

Sendero por el que bajamos

Sendero por el que bajamos

Así acabamos las rutas de senderismo de este magnífico fin de semana, el cual finalizamos con una visita a una cueva donde se curaban los famosos quesos de Tresviso y posteriormente con una comida en el pueblo de Panes y un paintball con todos los niños, niñas y padres que quisieron participar.

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El último día del mes de marzo nos juntamos para disfrutar de nuestro bono-ruta mensual, aunque en esta ocasión no pudimos ir todos los senderistas, ya que uno de nosotros tenía una pequeña lesión en la rodilla y prefirió sacrificarse en pos del resto, además de haber ido no hubiésemos podido realizar la ruta que hicimos ya que ha sido una de las más duras que hemos realizado. En esta ocasión también nos acompañó mi joven perro “Otto”, el cual, para ser su primera ruta en serio, respondió perfectamente. Hay que aclarar que mi perro es un York Shire Terrier de 9 meses.

Como queríamos pisar, por última vez en este año, un poco de nieve, tuvimos que buscar unas cotas más altas de lo normal y por esa razón nos dirigimos hacia los Picos de Europa zona que todavía no tenemos muy explorada, sobre todo por la gran distancia que hay desde Santander hasta allí. Para que el recorrido en coche fuese lo más corto posible decidimos hacer una ruta por el Macizo Oriental de los Picos de Europa o también llamado Macizo de Ándara, ya que es la zona más cercana a Santander y así no tener que atravesar todo el desfiladero de la Hermida.

La ruta que íbamos a realizar está marcada con el nombre de PR-PNPE (Parque Natural de los Picos de Europa) 28 Macizo de Ándara o también PR-S 106. y que va desde el pueblo de Bejes, donde está el inicio, hasta el refugio del casetón de Ándara y regresa de nuevo al mismo punto de partida. Para empezar nos dirigimos por la carretera que va hacia Potes y cuando llegamos al pueblo de La Hermida, justo antes de comenzar el desfiladero, nos desviamos por una estrecha carretera de unos 6 kilómetros, que sigue el mismo trazado que la antigua pista minera, hacia el pueblo de Bejes (Cillorigo de Liébana).

Bejes es la última aldea del municipio y tiene dos barrios: La Aldea y La Quintana, entre los que se encuentra la iglesia parroquial, a mitad de camino de ambos, que conserva un Cristo policromado del siglo XVI.

Bejes

Igual que en otros pueblos de los Picos de Europa, actualmente la economía de Bejes se basa en la ganadería de montaña. De esta actividad ganadera se obtiene el queso Picón Bejes – Tresviso, el cual se trata de un queso de pasta azul, muy parecido al Cabrales, aunque de sabor más uniforme. Tiene denominación de origen y ha recibido numerosos premios de carácter nacional e internacional, siendo reconocido como uno de los mejores quesos de pasta azul del mundo.

La ruta que realizamos es circular y se puede iniciar en dos puntos diferentes, en el que elegimos nosotros en el pueblo de Bejes, con lo cual se hace bastante más larga, o en el aparcamiento del Hoyo del Tejo, en el Jito de Escarandi, al lado de la carretera que une las localidades de Sotres y Tresviso.

Para descargar el track para GPS desde Wikiloc pinchar aquí: (hay que registrarse en Wikiloc)

Para ver el vídeo del bono-ruta realizado por uno de los senderistas pinchar aquí:

La ruta la iniciamos a pie desde el mismo pueblo de Bejes (alt. 590 m.) tomando una pista de hormigón que se inicia detrás de las últimas casas del barrio de La Aldea, donde encontramos un pequeño aparcamiento y dejamos el coche, nos pusimos las botas y preparamos nuestras mochilas.

Lugar donde dejamos aparcado el coche.

Allí nos encontramos con un senderista de Madrid, el cual iba a realizar la misma ruta que nosotros pero en solitario y con el cual coincidiríamos en varias partes del recorrido. Como ya es tradicional en este punto nos hicimos la foto de inicio con uno de los montes de alrededor como fondo.

Foto de grupo con el nuevo senderista Otto

Hay mismo comienza una pista de hormigón y que sube hacia los invernales que hay en la Collá de Hoja.

Pista de inicio de la ruta

Desde este punto y hasta que llegamos al Casetón de Ándara vamos en un continuo ascenso y en algunos momento este se hace bastante duro. Nada más pasar las primeras curvas nos encontramos la primera de las cuevas donde se cura el famoso queso de Bejes-Tresviso.

Primera cueva para el curado de los quesos

Continuamos ascendiendo por esta pista sinuosa y llegamos a un punto en el que se podía ver claramente tanto el barrio de La Aldea y el de Quintana con la Iglesia en el medio de los dos.

Bejes con sus dos barrios La Aldea y la Quintana

Siguiendo por esta pista llegamos a una gran curva conocida con el nombre de la Revuelta de Setorraña donde se encuentra una de las mayores cuevas, la cueva de Setorraña, para el curado de quesos de Bejes-Tresviso, en concreto en esta cueva es donde se curan, durante casi tres meses, los quesos de la quesería Alles, donde al final del recorrido compramos unos de estos típicos quesucos.

Al poco de continuar ascendiendo nos encontramos un aparcamiento que se ha habilitado justo antes de la entrada al Parque Nacional de los Picos de Europa, por lo que se puede subir en coche hasta aquí y así ahorrarnos una media hora de subida. En este punto también nos encontramos un cartel indicativo que describe nuestra ruta.

Aparcamiento en la entrada al Parque Natural

Cuando llevábamos andando aproximadamente dos kilómetros llegamos a la Collá de Hoja (818 metros), donde ya podemos divisar la cuenca del río Urdón y la localidad de Tresviso a lo lejos.

Collá de Hoja.

Al poco rato ya llegamos a la última de las curvas que se llama La Revuelta, donde ya parecía que se acababa el ascenso, aunque no fue así.

La Revuelta

Desde esta última vueltona teníamos una bonita imagen de dos altos hacia el este que debían ser el Pico Agero y Parijorcao.

Pico Agero y Parijorcao

Al poco de pasar por la vueltona dejamos a mano izquierda una de las múltiples cabañas que vimos durante todo el recorrido. En esta zona es típico que cada invernal para los animales tenga al lado su propia cabaña para el pastor y guardar los aperos y que se formen agrupaciones de cabañas que reciben el nombre de majadas.

Cabaña con invernal

Nada más pasar esta cabaña ya se tenía una visión completa de la típica subida en zig-zag que une el pueblo de Urdón con el de Tresviso.

Ascenso de Urdón a Tresviso

Cuando ya llevábamos una hora de continuado ascenso llegamos al conocido paraje de los Hornos del Dobrillo (1.100 m). La construcción de estos hornos se sitúa en la mitad del siglo XIX y daba servicio a las minas que la sociedad “La Providencia” tenía en el Pozo de Ándara a 8 km de distancia. En este lugar se aprecian los últimos restos de las explanadas en las que se calcinaba la blenda y la calamina, para enriquecer el mineral (carbonato de zinc) y aligerar así el escombro y continuar su transporte con carros de bueyes hasta las barcazas que había en La Hermida. Según la gente del pueblo, diariamente bajaban por esta pista del orden de 50 parejas de bueyes y cada pareja podía arrastrar unos 3000 kilos por viaje.

Durante los 65 años del periodo de explotación comprendido entre 1859 y 1924 estos hornos consumieron cerca de 50.000 toneladas de madera de roble y haya extraídos de los montes cercanos de La Llama y de Valdediezma, lo que se nota más adelante, cuando pasamos por dichos montes, ya que no se observan árboles centenarios como deberían verse y sólo se ven árboles jóvenes.

La minería causó grandes daños en la zona, cambios morfológicos con las bocaminas, escombreras, caminos, talado de árboles; cambios hidrológicos con el cambio de emplazamientos de fuentes, contaminación de los ríos y enfrentamientos entre la minería y la agricultura ya que la calcinación que se producía en los hornos producían humos que contenían óxidos de azufre que combinados con el agua de las nubes provocaban lluvias ácidas. El abandono de la minería dejó paso al uso ganadero de las instalaciones abandonadas y el reciclaje de la cantería en cabañas y cierres de las fincas.

Hornos del Dobrillo

Cerca de los hornos del Dobrillo nos encontramos una nueva cabaña con su invernal para el ganado que seguramente se construyó con los restos de las instalaciones mineras.

Cabaña con invernal

Pronto se suaviza el camino y comenzamos a llanear, en ese momento ya tenemos una primera vista de la Pica del Macondíu, el cual tendríamos que bordear para llegar a nuestro destino final. En la fotografía es el primero nevado de la izquierda (característico por sus dos picos) a su lado se encuentra el Cueto Tejao y el Pico de Boro.

Pica Macondíu, Cueto Tejao y Pico de Boro

Esta fotografía está tomada desde el Salto de la Cabra, un punto en el que hay una caída prácticamente vertical, con mil metros de desnivel entre la pista y el fondo del barranco donde es frecuente ver desde arriba la majestuosa imagen de los buitres planeando.

Ahora tenemos por delante un camino prácticamente llano de un kilómetro y medio que nos sirve para descansar del duro ascenso y poder disfrutar a nuestra derecha de las maravillosas vistas al otro lado del cañón del pueblecito de Tresviso, que junto a Bejes, son los afamados productores del queso Picón.

Tresviso

Así como del barranco por cuyo fondo discurre el río Urdón y Tresviso en su parte superior.

Barranco sobre río Urdón

Cuando íbamos llaneando ya veíamos a lo lejos el primer cruce importante del camino el cual partía de una canal que descendía desde el Canto de la Concha (2.369 m) el cual en la fotografía se puede observar su cumbre cubierta por la nieve.

Vao de Lobos y Cueto de la Concha

Después de una hora y media de caminata llegamos hasta un pilón de agua conocido por el Vao de los Lobos (1.127 m), punto de bifurcación de la ruta, y al que habrá que regresar después de dar toda la vuelta al entramado de pistas mineras. El ramal de la derecha va directamente hacia el Hoyo del Tejo, mientras que el de la izquierda asciende en dirección al interior del Macizo de Ándara. Tomamos esta última opción, de forma que haremos primero el trayecto de subida para luego regresar por la pista más llana.

Bifurcación en Vao de Lobos

Justo en este cruce se encontraba el pilón de agua de Vao de Lobos al final de la canal, donde en el camino de regreso aprovechamos para refrescarnos un poco del calor reinante. También en este punto había un letrero señalizador que marcaba las dos direcciones posibles.

Pilón de agua en Vao de Lobos

Nos adentramos por el ramal de la izquierda que se dirigía hacia el hayedo del monte La llama, en el cual se notaba que hacía tiempo había sido arrasado totalmente para el uso en los hornos y que posteriormente había sido repoblado ya que los árboles que hay en este hayedo son bastante jóvenes con sus finos troncos. Actualmente estaban sin hojas pero en pleno verano este sería el único tramo del recorrido en el que se iría protegido del sol.

Hayedo del monte La llama

Al cabo de media hora de camino salíamos de este hayedo y entramos en una zona de matorrales de enebro que se abrazan a las rocas calizas, dejando ver ahora con más claridad algunas cumbres del macizo; la más evidente es la Pica del Macondíu que se yergue solemne al frente del trayecto.

Pica del Macondíu

Una vez pasada una curva denominada la Revuelta del Teju, con un pequeño mirador delimitado con vallas de madera, nos encontramos las primeras nieves en los montes de los alrededores mientras el firme ya se ha convertido en rocoso, con piedras de gran tamaño desprendidas, por lo que debemos de prestar gran cuidado a no sufrir alguna lesión en los tobillos.

Primeras nieves

Al poco rato la pista comienza a desaparecer debajo de una, en principio, fina capa de nieve y a medida que nos acercábamos a los pies del Macondíu (1.999 m.) esa capa de nieve se hacía más gruesa y hacía más peligroso el camino.

Pista hacia el Macondíu

Continuando por lo que debe ser la pista, ya totalmente cubierta de nieve, nos encontramos un cruce de caminos, el camino que va hacia la derecha se dirige hacia el refugio del Casetón de Ándara por una pista que queda suspendida prácticamente en el vacío rodeando las estribaciones del Macondíu por su parte norte, mientras que el camino de la izquierda se adentra en la depresión occidental de la Sierra de Ándara y desde aquí se puede comenzar la ascensión a la mayoría de las cumbres del lugar.

Bifurcación hacia el Casetón de Ándara

Nuestra primera intención era dirigirnos por el camino que rodea el Macondíu por su lado norte, ya que es el camino más sencillo para llegar al Casetón de Ándara, pero en este caso la cosa estaba un poco complicada, por no decir imposible, es más en este punto nos encontramos con el senderista de Madrid y una pareja de Asturias que parecían bastante experimentados y nos dijeron que si no teníamos crampones y cuerdas para asegurarnos, mejor que no intentásemos ir por este camino. Habría aproximadamente dos metros de nieve sobre el camino.

Señal enterrada en la nieve en bifurcación

Por esta razón decidimos ir hacia la izquierda por lo que debería ser la pista, ya que se encontraba casi un metro debajo de la nieve, pero que se diferenciaba por los contramuros que lo delimitaban. Al principio intuíamos el camino pero llegó un punto que ya no había nada y tuvimos que ir campo a través, bueno mejor dicho nieve a través.

Pista totalmente anegada de nieve

Por esta pista nos dirigíamos, mediante un duro ascenso en zig-zag hacia la collada de Ándara.

Hacia la Collá de Ándara

Luego hubo un tramo en el que no había ninguna pista ya que todo estaba cubierto por la nieve y lo único que podíamos hacer es dirigirnos hacia la collada, siguiendo las huellas que habían dejado otros senderistas

Llegando a la Collá de Ándara

y unas enormes huellas que vimos y que parecían de oso, aunque lógicamente no lo pudimos asegurar, ya que no somos expertos en ello. Más tarde me informé que en el siglo XIX hubiesen podido decir que esas huellas pertenecían a la Osa de Ándara, un ser que según un libro así titulado (La Osa de Ándara), escrito por Joaquín Fuste y Garcés y publicado en Madrid en 1875, el cual es mitad novela, mitad estudio psicológico de los habitantes de la zona, se pueden sacar los datos más precisos sobre el particular, así como un estudio de primera mano de este ejemplar no catalogado, al parecer semi-humano:

“Sus carnes, cubiertas con una capa de suciedad endurecida, sus largas uñas, encorvadas como las de los águilas, sus pies anchos y cortos, que apenas se distinguen los dedos los unos de los otros, ni en longitud ni en volumen, sus manos encallecidas, su tronco redondo por una desmesurada obesidad y lo tosco de sus miembros, la asemejaban, en efecto, a una osa. Bajo un monte de pelo crespo, enmarañado, asomaban unos labios parecidos a un hocico, unos ojuelos brillantes, una nariz chata, una frente aplastada y estrecha y unos pómulos prominentes y angulosos”. Para saber más de «La Osa de Ándara», pinchar aquí:

La Osa de Ándara, tal como era observada por los testigos, en un grabado de la época

Una vez que llegamos a la collada de Ándara las vistas eran impresionantes, mientras que al norte se veía la pica del Macondíu con sus 1.999 metros,

Pica del Macondíu (1.999 m.)

al sur, se podía observar la depresión occidental de la Sierra de Ándara con el San Carlos o Sagrado Corazón con sus 2.214 m. y en el que en ese momento se encontraban varios montañeros culminando su ascensión.

Depresión occidental de la Sierra de Ándara con el San Carlos o Sagrado Corazón

En este punto ya no encontramos ninguna indicación que nos marcase el camino a seguir, así que siguiendo nuestro instinto y sobre todo las indicaciones que teníamos en el mapa nos dirigimos por lo que en su momento fue un camino hacia la collada de Tresmacondíu, desde la que supuestamente ya tendríamos que divisar el refugio, aunque luego no fue así.

Collada de la Tresmacondíu

Una vez llegados a la collada nos llevamos la desilusión de no encontrar el refugio, pero pudimos disfrutar de una especial visión de la cumbre del Macondíu, fácilmente accesible desde este collado

Cumbre del Macondíu desde la collada de Tresmacondíu

así como de los picos del alrededor con el Cueto Tejao y Pico de Boro a nuestras espaldas.

Cueto Tejao y Pico de Boro

Sabiendo que por los alrededores tendría que estar el refugio y la entrada a una de las minas nos decidimos a descender por pindia canal, la de la Jazuca, hasta que al final ya pudimos divisar nuestro destino final.

Canal de la Jazuca

A la izquierda de la canal pudimos ver la típica fotografía de la vagoneta, que antiguamente se utilizaba para la extracción del mineral sobre unas vías y que se encuentra junto a la bocamina, actualmente tapada por la nieve.

Vagoneta junto bocamina

Mientras que a la derecha se encontraba el refugio del casetón de Ándara (1.700 m.). Este refugio, enclavado sobre un montículo pedregoso, ocupa el casetón remodelado de las antiguas instalaciones mineras de la empresa Mazarrasa, y hoy constituye un buen punto para la reposición de fuerzas y el ataque de nuevas rutas. Tiene guarda en verano y algunos fines de semana de primavera, aunque siempre está abierto para recibir a todo aquel que respetuosamente haga uso de sus instalaciones.

Refugio de Casetón de Ándara

En este punto nos encontramos con varios grupos de senderistas que al igual que nosotros habían llegado a este punto después de una dura caminata, unos, al igual que nosotros desde Bejes y otros de una manera más suave, desde el Jito de Escarandi. Aquí aprovechamos para comer, descansar un poco e informarnos un poco sobre el lugar y el camino de regreso. Parte de esa información nos la dio Rubén el guarda del refugio que en ese momento se encontraba atendiendo a la gente que llegaba a ese lugar.

Una vez recuperadas las fuerzas nos dirigimos por el canal de Jazuca hacia nuestro punto de partida, pero en vez de por el mismo lugar lo hicimos dando un gran rodeo. En primer lugar pasamos justo por debajo de la vagoneta.

Pasando bajo la vagoneta

Pudiendo ver claramente el camino que iba por la falda de la cara norte de la Pica de Macondíu y que partía del Casetón de Ándara.

Pista bajo Macondíu por lado norte

Una vez que nos íbamos separando del refugio también iba disminuyendo la cantidad de nieve que había en el camino hasta que llegamos a un punto en el que ya desapareció toda la nieve y nos facilitó el descenso. Desde ese punto había una espectacular vista del Macondíu y de la pista de su falda norte.

Pica Macondíu

La pista se volvió más cómoda y continúa pista abajo en dirección norte, pasando cerca de la majada de la Jazuca y de algún invernal y alguna cabaña. Ya desapareció la nieve así como las grandes piedras.

Pista de descenso sin nieve

En una de las continuas revueltas que tiene la pista vimos hacia la zona oeste una bonita vista de Peña Castil, el Naranjo de Bulnes (Pico Urriello), el Neverón Urriellu y los Cuetos del Albo.

Peña Castil, el Naranjo de Bulnes (Pico Urriello), el Neverón Urriellu y los Cuetos del Albo

Tras una bajada de aproximadamente una hora desde el casetón y de continuas revueltas, la pista termina en el aparcamiento del Hoyo del Tejo en el Jito de Escarandi. Pasa por este punto la carretera de Sotres a Tresviso, único acceso rodado a esta población Cántabra.

Aparcamiento en el Jito de Escarandi

Inmediatamente hay que atravesar el aparcamiento y tomar la pista que sale a la derecha,

Pista hacia Bejes

Nada más comenzar este ligero descenso pasamos junto a uno de los varios invernales que encontramos en el camino y que también habíamos divisado en el descenso por la canal de Jazuca.

Invernal junto a pista

Aquí se inicia un rápido descenso hasta internarse en la parte baja del hayedo de La Corta, y más adelante en el monte de Valdediezma, de alto valor ecológico.

Monte de Valdediezma

A partir de aquí la ruta no tiene pérdida y es cómoda. Pronto sorprende con encantadores rincones que el camino minero fue conquistando a la dura caliza, que asoma mostrando agudas formas rocosas asomando entre un paisaje kárstico en el que las hayas achaparradas crean un ambiente de cuento de hadas.

Paisaje kárstico

Se van dejando todos los pequeños ramales y senderos que salen a derecha e izquierda, siguiendo siempre por la arteria principal, que pronto va a dejarse ver en toda su longitud, dando noción de la sabiduría de estos antiguos trazadores de caminos, que realizaron obras como ésta, de una singularidad y desenvoltura fuera de lo normal. En el fondo del valle, en las pocas zonas de praderas veremos alguna majada como la Cerezal y la Llama.

Majada del Cerezal y de La Llama

Nos volvemos a introducir en el monte de La Llama para dirigirnos hasta la bifurcación principal que habíamos tomado en el camino de ida.

Monte de La Llama

Ya casi llegando a la bifurcación del Vao de los Lobos nos encontramos un desvío que se dirigía a la majada del Cerezal y de La Llama.

Desvío hacia la majada del Cerezal y de La Llama

Llegamos de nuevo al Vao de los Lobos, desde donde sólo nos resta seguir el camino que hasta este punto habíamos traído.

Bifurcación en Vao de Lobos

En el camino de regreso pudimos tener una bonita estampa del Cornón de Peña Sagra entre las montañas.

Cornón de Peña Sagra

Después de casi 8 horas y media y treinta kilómetros volvíamos a llegar a Bejes el cual comenzamos a ver desde la pista.

De nuevo Bejes

Una vez en el pueblo estuvimos buscando un lugar en la que comprar unos quesucos típicos de la zona. Al final fuimos a la quesería Alles donde degustamos y posteriormente adquirimos varios tipos de quesos. Además pudimos disfrutar de una amena conversación con el dueño de la quesería y con su padre de casi 90 años de edad, los cuales nos estuvieron contando la historia de la minería y de la ganadería en su pueblo, de los problemas que han tenido con los lobos y algunas anécdotas que habían sufrido durante la guerra en esta zona. Para despedirnos fuimos a tomar un refresco al pueblo de la Hermida ya que en el pueblo de Bejes no hay ningún bar, sólo hay un albergue el cual no sabíamos si estaba abierto.

Para ver la imagen en Wikiloc pinchar sobre la imagen.

Trazado de la ruta en Google Earth

Curva tiempo-altura

Curva tiempo-altura

Bejes – Casetón Ándara – Jito de Escarandi – Bejes
Distancia Total Ruta circular de 30 km.
Duración Total El recorrido lo hicimos en aproximadamente 8 horas y media, teniendo en cuenta que estuvimos parados 1 hora y cuarto en la comida y en descansos.
Dificultad La ruta se hizo bastante dura por el duro ascenso, la nieve y la larga distancia
Desnivel El desnivel es de aproximadamente 1.200 m. con un desnivel acumulado de 1.670 m.
Tipo de camino Pistas, senderos, camino empedrado.
Agua potable Se encuentran un par de fuentes a lo largo del recorrido aunque es recomendable llevar agua fresca, sobre todo en verano.
Época recomendada Preferiblemente en primavera avanzada y verano. En otra época habrá zonas cubiertas por nieve.
Cartografía y Bibliografía Hoja 56-III y IV a escala 1:25.000 del Instituto Geográfico Nacional. Es recomendable el plano del Macizo central y oriental de los Picos de Europa de la editorial Adrados a escala 1:25.000
Track GPS Enlace a track para GPS en Wikiloc

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