El sábado 20 de Junio nos juntamos tres amigos senderistas para realizar una ruta de senderismo, esta vez por la zona de Liébana. Aunque es una zona bastante lejana, ya que tenemos casi dos horas de coche de ida y otras dos de vuelta, teníamos ganas de hacer una de las cimas típicas de Cantabria, el Coriscao (2.235 m.) Esta cima se puede realizar desde varios puntos, desde Pido, desde Collado de Llesba, desde Puerto de San Glorio o desde Boca Luriana. Nosotros nos decidimos por la primera de ellas, aunque es bastante más sencilla desde el Collado de Llesba.
Para ello nos dirigimos desde Santander hacia Potes y una vez en Potes nos dirigimos por la carretera que se dirige a Fuente Dé hacia el pueblo de Pido, a muy poca distancia del más conocido pueblo de Espinama. Una vez en Pido nos dirigimos por una de sus duras pendientes hacia la parte más alta del pueblo y cogimos una estrecha carretera en dirección oeste y que se dirige de nuevo hacia la carretera principal. Nada más pasado el puente de Pontesqué, que cruza el río Salvorón, el cual vierte sus aguas al río Deva, encontramos el inicio de una pista en el que pudimos dejar aparcado el coche.
En este punto nos preparamos para iniciar la ruta. Como la previsión del tiempo era buena, cogimos algo de ropa de abrigo, por si acaso arriba hacía frío, nos dimos crema solar y nos calzamos con playeras de montaña. Aunque de esto último nos acabamos arrepintiendo ya que, en el tramo de descenso, al no hacerlo por el mismo camino, nos encontramos bastantes zonas rocosas e incómodas que hicieron que los tobillos sufrieran bastante y que no hubiese sido así si hubiésemos llevado botas de montaña.
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Para ver una breve crónica de la ruta y el vídeo de la ruta pinchar aquí
Una vez preparado todo nos dirigimos por la carretera por el que habíamos llegado, unos metros más atrás hasta una nave para el ganado (cabras) y justo en frente nos encontramos un inicio de pista con un indicador que ponía Puerto de Salvorón (dos horas y media), aunque creemos que se tardaba algo más.
La pista se dirigía en ligero ascenso siguiendo el curso del río Salvorón. Era una pista cómoda, bastante amplia y cubierta de pequeñas piedras y en algunas zonas con bastante barro.
La pista circula por el interior de un bosque en el que abundan las hayas y en el que se agradece la sombra, aunque a estas primeras horas el sol no tiene mucha fuerza, y sí nos hubiese hecho falta más adelante.
A estas horas toda esta zona estaba cubierta de una ligera capa de niebla, la cual esperábamos que fuese despejándose, como así fue, y que dejaba imágenes preciosas de los rayos de sol colándose entre la niebla y los árboles.
Seguimos la pista principal sin coger ningún desvío, siempre cogemos la pista que va en ascenso, sin hacer caso de los desvíos que nos encontramos hacia la derecha. En algún momento se despejaba un poco el bosque y podías tener unas magníficas vistas detrás de la fina capa de niebla, la cual desapareció al poco rato.
Después de una hora subiendo por esta pista, entre el bosque, salimos a una zona despejada en la que ya la niebla había desaparecido y ya estábamos totalmente expuesto al fuerte sol. Allí nos encontramos unas rodadas en mitad del «prao» así que las seguimos.
Aquí seguimos las rodadas sobre el «prao», las cuales iban en ligero, pero cómodo ascenso en dirección a los Puertos de Salvorón.
Echando una vista atrás pude tener una bonita vista de mis compañeros de ruta con un espectacular fondo de los Picos de Europa en la zona de Áliva.
Siguiendo por este sendero entre el «prao» llegamos al poco rato a una cabaña que se encontraba en mitad del camino. Se trataba de la cabaña de los Puertos de Salvorón.
Una vez en las cercanías de la cabaña, la cual se encuentra en la Hoya de los Becerros pude hacer una magnífica foto de la cabaña con la zona de Áliva al fondo.
A partir de ahora tenemos que iniciar un ascenso más duro en dirección al siguiente punto, para ello cruzamos el arroyo y nos dirigimos por un pequeño sendero que primero va hacia el este, para luego, después de seguir dirección sur, volver de nuevo hacia el arroyo. En ese ascenso se puede tener una magnífica vista de la cabaña y Picos de Europa, a la derecha Áliva y a la izquierda la subida al cable de Fuente Dé.
En ese ascenso volvemos de nuevo al arroyo, del cual nos habíamos separado para buscar un camino de ascenso más cómodo.
Seguimos el curso del arroyo durante un rato más hasta que llegamos a la Hoya Tabla Malrota, en la que destaca un precioso lago en el que se reflejan el Macizo Central de Picos. Se trata del Pozo Llao o «Pozo Llau».
Una vez en el Pozo, después de hacer algunas fotografías, cogimos dirección Este, yendo hacia la crestera y ese ascenso pude realizar una panorámica de la zona en la que se veía todo el recorrido realizado, desde que atravesamos el bosque, la cabaña y todo el ascenso que habíamos realizado.
Este primer tramo en dirección Este era bastante durillo, aunque encontramos un pequeño sendero que fue el que seguimos en este duro ascenso.
Una vez que ya llegamos a la crestera que ascendía hacia nuestro destino final ya pudimos ver al fondo el Coriscao, aunque antes teníamos una precima por la que deberíamos de pasar. Se podía distinguir en la cima a un pequeño grupo de senderistas.
Desde un poco antes de la precima se podía ver la dura pendiente que habíamos realizado desde que estábamos en el Pozo de Llao, hasta esta precima. Habíamos pasado de los 1.715 m, en el Pozo Llao, hasta los 2.171 m. en esta precima en tan solo 1,5 km y en un tiempo de 50 minutos, que parece mucho para hacer solo esta distancia, pero es que la pendiente era muy dura. Desde este punto hice una fotografía en la que se podía ver el desnivel superado, viendo abajo el Pozo de Llao, así como más abajo todavía, casi sin distinguirse la cabaña.
Una vez pasada la primera precima, donde nos encontramos con los senderistas que habíamos visto previamente en la cima del Coriscao, iniciamos el último tramo, ya con menos ascenso y más fácil, ya que veíamos nuestro destino final muy cerca. En ese último tramo pudimos ver uno de los únicos neveros que vimos en todo el camino. Parece mentira que en esta época todavía quede nieve.
Después de recorrer 7,2 km, un tiempo de 2 horas y 40 minutos y un desnivel de 1.236 metros, llegamos a nuestro deseado destino final, la mítica cima del Coriscao, una de las cimas más altas a las que habíamos ascendido, sin tener en cuenta Peña Vieja. En la cima, en la que destaca un punto geodésico, había otro grupo de senderistas que habían ascendido desde el Puerto de San Glorio.
En este punto también aproveche a realizar dos panorámicas, la primera de ellas en dirección sur.
Y otra panorámica en dirección Norte, es decir hacia los Picos de Europa.
Después de tomar unos frutos secos y un refrigerio comenzamos el camino de “descenso” hacia Pido. Digo descenso ya que teníamos que bajar, pero tuvimos varios ascensos intermedios que se nos hicieron especialmente duros por la gran cantidad de piedras sueltas que había. Aquí es cuando echamos en falta el no haber llevado botas de montaña. Lo primero que hicimos fue dirigirnos hacia la precima en la que habíamos estado anteriormente e iniciar el camino en dirección Oeste por los Puertos de Salvorón.
Desde el primero de los collados por los que pasamos se podía ver, al fondo, el Pozo de Llao, y se podía hacer una vista del camino que habíamos seguido en el ascenso hasta la cima. Toda esta vista era de la Hoya Tabla Malrota.
Ahora el camino que teníamos que seguir era muy sencillo, ya que teníamos que ir cresteando por todas las cimas, buscando el camino más fácil, el cual estaba marcado por pequeños senderos. Lo primero que nos encontramos fue un ligero descenso hacia un collado desde el que se podía ver el camino que habíamos descendido desde el Coriscao.
Seguimos cresteando en dirección Oeste en dirección al Pico de Tabla Mal Rota (2.121 m.) El camino que seguíamos era la divisoria entre Cantabria y León y nos íbamos encontrando diferentes marcas, ya eran alambradas o señales que indicaban el límite del Parque Nacional de los Picos de Europa.
En algunos pasos, era imposible ir por la crestera y pasar por la cima, así que no nos quedaba más remedio que desviarnos un poco de la cima e ir a media ladera, buscando siempre el camino más cómodo y seguro.
En la mayor parte del recorrido, como era en dirección Noroeste teníamos siempre una perfecta vista de los Picos de Europa.
En la siguiente imagen se puede ver uno de los múltiples letreros que nos pudimos encontrar y que marcaban el límite del Parque Nacional de los Picos de Europa.
Otra de las cimas, en la que también se podía distinguir un letrero y que era inviable ascender, razón por la que tuvimos que desviarnos un poco de su cima y volver a bajar a media ladera, de ahí las constantes bajadas y subidas.
Después de pasar la anterior cima a media altura nos encontramos otro pequeño obstáculo que tenemos que librar, pero con otra preciosa imagen de la zona de Picos.
Ya llevábamos casi cinco horas de caminata, así que empezamos a buscar una zona en la que parar a comer, ya que nos apretaba el hambre. Buscamos una zona tranquila y para ello nos dirigimos al Alto de la Begerina (1.975 m.), la cual se encontraba junto a una alambrada.
Allí, sobre unas piedras nos comimos los bocadillos y nos paramos a descansar un momento, disfrutando del sol y de las magníficas vistas.
Ahora teníamos que iniciar el descenso hacia el Collado de Somo, y para ello lo único que hicimos fue seguir la alambrada que teníamos a nuestra derecha. Ahora en este tramo pasaríamos de estar en el límite con León a estar con el límite de Asturias.
Cuando ya estábamos llegando al Collado de Somo, lugar en que cambiamos el rumbo y pasábamos a dirigirnos en dirección Noreste, pudimos divisar un grupo de rebecos que pastaban por allí y al oírnos, rápidamente se espantaron saltando la alambrada y subiendo por las duras pendientes.
Llegando al Collado de Somo entre las flores de brezo que había en la zona.
Justo en el collado, por donde habíamos visto saltar a los rebecos, había una portecilla en la alambrada por donde poder salvar el obstáculo sin problemas.
A partir de aquí lo que hicimos fue seguir un senderillo que se marcaba a media ladera del Monte de Valjierro y que iba paralelo al arroyo del Agua de Somo.
Las vistas del camino que habíamos recorrido desde el Collado de Somo hasta el punto en el que nos encontrábamos eran espectaculares.
Continuamos caminando por este senderillo hasta que encontramos un recinto para el ganado, lugar en el que perdimos el sendero, pero algún camino tendría que haber ya que hasta allí tendrían que ir los ganaderos para atender al ganado del redil.
Estuvimos buscando el camino a seguir y para ello dimos un giro muy brusco, subiendo en dirección casi oeste puro, hasta que encontramos una portezuela que nos marcaría el camino a seguir.
Iniciamos el descenso por este sendero, más cómodo que el camino anterior y ya sin tener que estar subiendo y bajando. En el descenso nos encontramos una cabaña en la que había un grupo de jóvenes descansando, así como un bebedero para el ganado en el que aproveché para remojarme un poco la cabeza.
Al poco de pasar la cabaña el sendero seguía pero se perdía un poco entre el verde del «prao» y casi no nos damos cuenta de coger un desvío que descendía en dirección norte. Nos encontrábamos en las praderas de Bustantivo.
En esta nueva pista nos metimos en la sombra de un bosque la cual se agradecía después de estar tantas horas al sol. Esta pista era utilizada como arrastraderos de madera, para llevarla hasta el río.
La pista iba en constante descenso, haciendo constantes zig-zags buscando el camino más cómodo. En ese descenso nos encontramos un cráneo de una cabra que había sido devorada por los animales que abundan en el bosque.
Continuamos descendiendo hasta que llegamos a la parte más baja en la que atravesamos un puente que cruzaba el río de Cantijón.
Seguimos caminando por el sendero, ahora en ligero ascenso y pudimos ver el bosque que habíamos atravesado en el Vado de Valjierro.
En este camino de bajada uno de los senderistas se encontró un bonito espectáculo de un zorro entre la vegetación y aprovechando que tenía la cámara de vídeo le estuvo grabando.
Al cabo de un tiempo de caminar por la pista nos encontramos una pequeña cabaña-refugio a un lado de esta pista.
Bajando por esta pista nos encontramos un cruce con otra pista, la cual coincide con el PR-S15 y vemos el desvío hacia la izquierda que se dirige a Fuente Dé y el de la derecha que es el que nos interesa a nosotros.
Después de coger el desvío de la derecha continuamos caminando por el PR-S15 hasta que llegamos a un extraño paso canadiense con un abrevadero a su lado. Digo extraño ya que tenía una especie de portalada hecha con unos palos.
Ya parecía que llegábamos al final del recorrido y pudimos ver en una misma fotografía el lugar desde el que iniciamos la ruta en Pido y la cima del Coriscao entre las nubes.
Llegamos a una nueva bifurcación, esta vez en los invernales las Berrugas, donde abandonamos el PR-S15 que se dirigía hacia la izquierda a Fuente Dé y cogimos el camino de la derecha hacia Pido.
En ese punto había un letrero, junto a uno de los invernales que indicaba que quedaba 1 hora y media para llegar a Pido, algo que nos parecía imposible, ya que se veía el final del recorrido a muy poca distancia. Igual se referían al centro del pueblo y no donde nosotros habíamos dejado el coche, ya que casi se podía ver.
Y efectivamente, al poco de coger este desvío que nos dirigía hacia Pido, a menos de un kilómetro, encontramos una pista principal que coincidía con el PR-S7, que desciende desde Fuente Dé hasta Santo Toribio por todo el valle de Valdebaró. Cogimos esa carretera en dirección a Pido.
Ya veíamos el coche muy cerca y aprovechando que la carretera atravesaba el río Cantijón, nos fuimos a refrescar los pies después de más de 21 km de caminata.
Después de 21 km, siete horas y media de caminata y un desnivel acumulado de más de 1600 metros llegamos a nuestro destino final y que mejor forma de celebrarlo que dirigiéndonos al pueblo de Espinama a tomar unos refrescos.
Para ver la ruta en Wikiloc pinchar sobre la imagen.
Curva de altura en función del tiempo de marcha.
Pido – Coriscao – Collado de Somo – Pido | |
Distancia Total | Ruta circular de 21 km. |
Duración Total | El recorrido lo hicimos en siete horas y 30 minutos minutos, y estaríamos parados 45 minutos entre la comida y resto de paradas. |
Dificultad | La ruta es de nivel medio-alto. |
Desnivel | El desnivel es de aproximadamente 1.200 m. con un desnivel acumulado de unos 1.600 m. |
Tipo de camino | Todo el camino fue por senderos, pistas y campo a través. |
Agua potable | Encontramos varios arroyos en los que se podría beber agua y varios bebederos para el ganado, es decir para refrescarse. |
Época recomendada | Se puede hacer en cualquier época del año, aunque en invierno habría que hacerlo con raquetas o crampones, por la gran cantidad de nieve que se acumula. |
Cartografía y Bibliografía | Hoja 81-I (Camaleño) a escala 1:25.000 del Instituto Geográfico Nacional. |
Track GPS | Enlace a track para GPS en Wikiloc |
[…] En este punto caminamos paralelos al río Seco o Belondio, el cual es formado por los dos arroyos anteriormente atravesados, el Coardes y el Piedras Negras. En este descenso hacia Tanarrio disfrutamos de unas magníficas vistas, en una zona ya despejada, de una cima ya conocida por nosotros, el Coriscao, al cual accedimos desde Pido. Para ver ruta pinchar aquí. […]